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Más riesgos que precauciones
Por diego bonadeo
Puede que sea este otoño generoso con más días soleados que lluviosos, o que quien escribe se haya predispuesto por alguna razón, o que sean los goles –más que los acostumbrados– lo que lleve a cierto optimismo por lo que las últimas tres o cuatro fechas del Clausura han entregado para el paladar que rechaza “el fútbol que aborrece la gente”.
Colectiva e individualmente el torneo mejoró, y mucho, si se piensa en lo que se avizoraba en la pretemporada.
La generalización del “un poco mejor fútbol” pasa no solamente por la obviedad de los más pintados. Incluso los modestos –Almagro, por caso– tienden a darle contenido a la inveterada vacuidad del “ser protagonistas”, esa muletilla casi tautológica que camadas enteras de descomprometidos desparramaron por los medios durante añares.
El tacticismo amarrete insistirá hasta el cansancio en que si hay más goles es porque se defiende mal. La puntualización de errores defensivos, en detrimento de la reivindicación de quienes se atreven atacando, también es moneda corriente en el pensamiento único de los mensajeros hegemónicos.
Sería mezquina la enumeración de quienes hacen, desde el talento futbolero y en todos los equipos, que el conjunto se convierta en algo parecido a lo que, pasiones aparte, demandan los degustadores del fútbol. Es mucho mejor tomar riesgos que precauciones. “Prefiero disfrutar a medir”, canta Serrat en Cada loco con su tema...
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