Lun 08.08.2005
libero

Receta para abrigarse con goles

› Por Juan José Panno

Frío.
De muerte es el frío que hace en estos tiempos en la cancha de San Lorenzo, “donde nace el viento”, según el histriónico Bambino Veira. El termómetro marcaba a la hora del partido 7 grados, pero la sensación térmica hacía creer que se estaba jugando en Estocolmo y no en el Bajo Flores. Un poco porque la noche no ayudaba y otro poco porque la tele fomenta el sedentarismo, la cancha no se llenó.

Frío.
Casi de hielo fue el recibimiento a los jugadores, cuando sus nombres eran anunciados por los altavoces del estadio por el grandilocuente gordito Claudio Orellano. También hubo cierta indiferencia cuando entraron a la cancha. El hincha de Boca sólo saludó afectuosamente a Hugo Ibarra en su segundo retorno y optó por la prudencia con Bilos, Insúa y el Cata Díaz.

Frío.
A los jugadores de Gimnasia y Esgrima de Jujuy los sorprendió el arranque demoledor de su rival. Estaban tratando de entrar en tema cuando ya habían ido a buscar tres veces la pelota al fondo del arco.

Frío.
Dicen que Insúa guarda el pecho en el freezer, pero ayer hizo todo lo posible por demostrar que es capaz de descongelarlo para contener mejor la camiseta de Boca. Corrió rivales, se movió mucho y, lo que es más importante, jugó fenómeno. De lo más destacado de su producción queda esto: centro de confección desde la izquierda, gol de Palacio; centro a la carrera desde la izquierda, a medida, gol de Palermo; centro en un tiro libre desde la derecha, gol de Palermo. Insúa, que también participó en el cuarto gol, se llevó la calidez de sus compañeros (Palermo lo señaló especialmente con el dedo en su gol) y el reconocimiento de los hinchas de Boca, en un par de jugadas en las que mostró su gran habilidad.

Frío.
Antes y después del partido, el Coco Basile se mostró sereno y no hizo ninguna declaración que se saliera de los moldes de su habitual cautela.
Durante el partido se calentó una sola vez, cuando Abbondanzieri quiso salir gambeteando y casi pierde la pelota poquito después del gol de los jujeños. “Ojito”, le dijo con el clásico gesto de bajarse las bolsas con los dedos índices.

Frío.
Corrieron cubitos por la espalda de los hinchas de Boca cuando el Flaco Schiavi le hizo un penalazo a Silva que el árbitro Sequeira no vio y que pudo haber puesto 3-2 el partido, con serio riesgo de cambiar la historia.
Todo el frío del mundo no fue problema para Boca porque encontró la mejor manera de abrigarse: con goles.

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