FúTBOL › UNA CUESTION DE ACTITUD
Jugando más o menos
› Por Juan José Panno
Si River no hubiera perdido antes con Banfield, Vélez, Arsenal, Estudiantes, Olimpo y Argentinos Juniors...
Si River no hubiera caído la semana pasada ante Argentinos Juniors cuando todavía le quedaban chances muy concretas de pelear por el título...
Si River no hubiera dado enormes ventajas en partidos anteriores, permitiendo que los rivales lleguen cómodamente a posiciones de gol, hagan jueguito durante interminables segundos en el área, manejen sin problemas la pelota en el medio y no sufran sobresaltos atrás...
Si no hubiera pasado nada de eso se podría asegurar que la actuación de River fue extraña, inusual, sospechosa; casi podría asegurarse que River hizo todas las cosas de modo tal que resultara perjudicado Boca y beneficiado Gimnasia. O más directo: se podría decir que River fue literalmente a menos.
Si Gallardo no tuviera una larga experiencia en Primera División se podría decir que su expulsión fue producto de una calentura del momento que lo llevó a insultar con todas las letras al árbitro Furchi después de una falta no cobrada. Es cierto que le hicieron un evidente foul, tanto que los jugadores de Gimnasia se quedaron parados esperando el pitazo de Furchi, pero igual no se entiende por qué se hizo echar tan tontamente. Tal vez para ganarse una semanita más de descanso después de un año agotador. Vaya a saber. No fue para atrás; no recibió ninguna presión para hacer lo que hizo, pero simplificó el partido en favor de los platenses y eso no lo puede negar nadie.
Si no se supiera que por lo general un equipo con motivación rinde mucho mejor que aquel que tiene poco para ganar, no se entendería la gran distancia futbolística y de actitud que existió entre Gimnasia y River, claramente reflejada en el marcador final.
Si los hinchas de River no hubieran alentado a los jugadores propios en el comienzo del partido se podría decir que sus cantos enfervorizados del final denotan que les importaba más el daño causado a Boca que la propia derrota.
Si la ética, la pasión, el negocio y el folklore no conformaran una extraña combinación que hace realidad cualquier suspicacia y permite pensar que todo es posible, no estaríamos hablando de fútbol argentino.
Nota madre
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