Por P.V.
La cátedra lo considera, hoy, el gran perdedor del 2001. Porque llegaba como piloto número uno al mejor equipo de TC 2000, el Berta Motorsport, y no se dudaba de que ganaría el campeonato sin contratiempos. Sin embargo, los tuvo, y fue su coequiper, Gabriel Ponce de León, 15 años menor que él, quién le ganó el duelo. Una derrota que caló muy fuerte en el ánimo de Hernández.
–¿Qué tanto te duele todavía haber perdido el campeonato de TC 2000?
–Muchísimo. Todavía me duele. Y no me sirve mucho de consuelo el saber que fue uno de mis mejores años en el automovilismo.
–Y cómo te explicás que, habiendo ganado cinco carreras de 14, tu coequiper (Gabriel Ponce de León) te ganara el título con sólo dos victorias?
–Fui muy irregular. Demasiado. Cuando no ganaba, no sumaba puntos. Esa fue la diferencia con Gabriel, que hizo un torneo regular.
–Pero, ¿él lo ganó bien?
–Sí, sin dudas. Lo suyo fue irreprochable.
–¿Y entonces?
–También tuve mala suerte, especialmente con las gomas. En San Jorge se me pinchó una... ¡en la vuelta previa! Estaba para descontar y me pasaban cosas insólitas. En Mar de Ajó, que era una carrera bien planteada, se largó a llover y el motor se me quedó parado en la largada...
–¿Te imaginás la revancha este año? –Va ser duro, porque si bien sigo en el mejor equipo, vamos a debutar con autos nuevos (los Ford Focus) y ésa es una incógnita.
–¿Cómo ves el año del TC 2000, que presenta un panorama más árido que el TC?
–Para los equipos va a ser muy difícil, y yo creo que para el TC 2000 será una temporada de transición, algo así como fue en el ‘96 o ‘97, con menos equipos oficiales y más particulares o semioficiales. Porque los sponsors quieren seguir en la categoría, y los coches que retiraron los equipos oficiales pueden volver en manos de esfuerzos privados. Lo importante es que, como no va a haber renovación del parque automotor, eso amortizará los costos, y la reforma reglamentaria que se hizo para este año va a ayudar.
–¿Cuántos coches ves en la largada de la primera carrera?
–Unos 20 autos...