La frenética carrera en la que parece haberse sumergido el negocio del fútbol promueve en estos tiempos una marcada tendencia por las salidas prematuras. Un caso modelo es el de Fernando Forestieri. A los 15 años, Genoa de Italia aprovechó el recurso de la patria potestad y se llevó al delantero de las inferiores de Boca. Y en las últimas semanas fue citado para integrar la selección juvenil de ese país. Existe una reglamentación para que los clubes cedan sus jugadores a las selecciones, pero la FIFA no se encarga de regular su cumplimiento.

–¿Por qué la FIFA no procura que se cumplan las reglamentaciones?

–Se cumple cuando son campeonatos que directamente realiza la FIFA. Igual, mi problema es el trabajo diario. Porque cuando está la gran competencia es difícil corregir a los chicos, por más que jueguen en cualquier parte del mundo. El chico tiene que terminar de formarse y las selecciones juveniles son una parte fundamental en esa formación.

–Parece ser que a mayor cantidad de cracks, mayor cantidad de problemas para armar el equipo.

–Esa es la preocupación. Pero pensá que el crack queda a mitad de camino porque a lo mejor no aprendió. Hay mucho por hacer. No tomé este trabajo con la idea de jugar sólo un Mundial sino que apuesto a un trabajo coherente con los chicos para que puedan mejorar. Porque tengo la ilusión de enseñar y descubrir algún talento.