FúTBOL › CON LAS ATAJADAS DE USTARI Y LA SOCIEDAD MONTENEGRO-DIAZ
› Por Juan José Panno
Fútbol, lo que dice fútbol, no hubo mucho, pero en la hora y cuatro minutos que marcaba el reloj en el momento de la suspensión hubo destellos, flashes y estrellitas que iluminaron un poco el cielo del domingo en un campeonato cada vez más oscuro.
Ganaba bien Independiente y hasta parecía haber encontrado el camino para justificar la diferencia de dos goles y soñar con extenderla. Perdía Racing bien porque, después de jugar a igual gran parte del primer tiempo, pareció desmoronarse en el segundo y había empezado a tirar manotazos ofensivos mientras se desarmaba en el fondo.
Todas las situaciones destacables del segundo tiempo se produjeron en los pagos de Campagnuolo: un remate de Rodrigo Díaz que se fue por un costado, un buen tiro de Machín que dio en la parte externa del arco y el gol de Montenegro. Ustari miraba todo desde lejos en el segundo tiempo, a diferencia de lo que había ocurrido en el primero, cuando tuvo que intervenir en por lo menos cuatro llegadas de Racing, nacidas casi todas en la inspiración de Moralez y la fuerza de Bergessio y Sava. Moralez volcado sobre la izquierda, confinado a manejarse en espacios reducidos, empezó ganándole fácilmente su duelo personal a Machín que tenía la responsabilidad de frenarlo y, aunque el volante ajustó mejor la marca, el pequeño 10 de Racing –con más pinta de jockey que de futbolista– se las arregló para pescar alguna pelota perdida y exigir a Ustari. Con más espacios, en una posición como enganche seguramente podía haber aportado algo más a la ofensiva de Racing, pero Merlo lo mandó a jugar bien abierto buscando un hueco en la línea de tres que plantó Jorge Burruchaga con Abraham, Gioda y Rodríguez. El técnico de Independiente buscó asegurarse el cero en el propio arco (venía de empatar con River y de vencer 1 a 0 a Newell’s en Rosario) y apostó al tridente Montenegro-Díaz-Denis. En los primeros minutos, la endeble defensa de Racing sufrió mucho por los buenos encuentros de Montenegro y el Rengo Díaz, y las gambetas de Eluchans volcado a posiciones ofensivas. Y empezó a madurar el gol. Cabral ayudó a que llegara muy rápido cuando cometió un error no forzado, un casi ingenuo penal manoteando en el área una pelota que había lanzado Díaz desde el ángulo derecho. Costó carísimo: penal que Elizondo no dudó en cobrar y gol de Montenegro pegándole a la pelota con fuerza. El remate fue a la izquierda de Campagnuolo, que se había movido hacia el otro lado. Lo mejor de Independiente estuvo en el inicio de los períodos no sólo por los goles (6 minutos el penal, 7 minutos del ST el segundo) sino por algunos fugaces encuentros con muchos toques y llegadas claras hasta las últimas posiciones del rival. Ganaba bien Independiente, perdía bien Racing, terminó muy mal la tarde de clásico.
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