“Passarella botón / vos sos hincha de Boca / la p... madre que te parió.” El mensaje fue claro. Incluso el canto, que se hizo escuchar con fuerza en la popular, también contagió a varios plateístas. La eliminación en la Copa Libertadores alteró la paciencia de los hinchas y la reacción fue unánime. El resultado ante Belgrano fue casi anecdótico: miles de simpatizantes no hicieron más que silbar e insultar al entrenador, y el poco respaldo que le quedaba se debilitó aún más. Pero las críticas alcanzaron a los dirigentes del club y los nostálgicos del cacerolazo se acoplaron a Los Borrachos del Tablón. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, gritaban. El silbido del final no sorprendió. Sólo queda una semana de espera: la próxima fecha, River visitará a Boca y el clima hace prever que un resultado negativo lo alejará definitivamente del club. “Me dolieron los insultos, pero la gente tiene derecho a decir lo que quiera”, señaló Passarella tras la derrota.

Ya desde la presentación de la voz del estadio, una lluvia de silbidos envolvió a Passarella. Hasta ahí, los jugadores venían zafando. “¿Este pibe Sciorilli ya debutó en Primera?”, preguntó un hincha distraído. No hubo debuts en la sorpresiva formación que dispuso el entrenador, pero los cambios no pasaron inadvertidos. “Claro, pone a los pibes para que no los silbemos. Este tipo no entiende que así los quema”, se quejaba otro simpatizante. El partido poco ofrecía por esos momentos y, entonces, la hinchada mantenía al entrenador y a los principales dirigentes como blanco en sus canciones. “Que se vayan Passarella y toda la comisión”, coreaba la multitud que se había acercado al Monumental.

El gol de Delgado –otro que se llevó todos los insultos– no hizo más que multiplicar las críticas. “Me había olvidado de ver a River jugar tan mal. Esto me hace acordar cuando perdimos la final con Chacarita en el ‘69”, le comentaba un plateísta a otro con un gesto de resignación. Por suerte encontró consuelo rápido. “Quédese tranquilo señor, éste es mucho peor”, le contestaron. Y entonces comenzaron los gritos que, lejos de alentar, sólo se encargaban de pedirles “huevos” a los jugadores. Una mini-encuesta con hinchas arrojó respuestas contundentes: “No sé para qué sigue”, “Se tiene que ir”, “Este lo que quiere es hacernos perder el clásico con Boca”.

Belluschi fue otro de los blancos preferidos de la gente. El ex jugador de Newell’s ingresó en el complemento y, luego de un par de jugadas que resolvió mal, comenzó a ganarse todos los insultos. “Belluschi, hacete echar, así no jugás con Boca”, le recriminó un hincha. De manera prematura, una pareja sub-70 optó por irse de la cancha. “Un desastre. La verdad, dan ganas de no volver más”, señaló la señora.

El empate lejos estuvo de traer calma en las tribunas y, pese a que River estuvo cerca de gritar, una vez más, sobre el final del partido, los hinchas no cedieron en sus reclamos y despidieron con silbidos a Passarella y a los jugadores. “El domingo cueste lo que cueste / el domingo tenemos que ganar”, gritaron los hinchas. El pedido fue casi una exigencia. Sólo un triunfo frente a Boca puede comenzar a reflotar la relación entre Passarella y la hinchada.

Informe: Hernán Matz.