LA FIGURA DEL SUPERCLáSICO Y NO SóLO POR EL GOL
El volante está acostumbrado a marcarle goles a River, pero ayer le sumó inteligencia táctica para ganar tanto en defensa como en ataque. Terminó siendo el patrón del medio, borrando primero a Ortega y luego a Buonanotte.
› Por Ariel Greco
En defensa y en ataque. Con su inteligencia táctica para estar siempre bien ubicado y con su capacidad aérea. En un partido en el que estaban Juan Román Riquelme, Rodrigo Palacio y Martín Palermo de un lado, y Ariel Ortega, Radamel Falcao y Diego Buonanotte del otro, Sebastián Battaglia se las ingenió para convertirse en el hombre de la cancha, el héroe del triunfo de Boca.
No parecía sencilla la tarde para el mediocampista central. Por su sector iban a moverse los jugadores más hábiles de River. Sin embargo, muy pronto el volante santafesino impuso su presencia para hacerse patrón del mediocampo. Y, como muestra de que podía ser su tarde, abrió el partido con un cabezazo goleador, en una jugada llamativa. Parecía que Boca no le daba importancia a ese corner que iba a ejecutar Riquelme. En el área de River sólo aparecían Palermo, Cáceres y Battaglia. Dátolo se encontraba en el borde del área, mientras que Palacio estaba pegado al ejecutor. ¿La explicación? River había dejado tres delanteros en ataque para esperar el despeje, lo que obligó a Boca a dejar cuatro defensores. Entonces, el área se pobló con apenas tres parejitas. Vino el centro de Riquelme, y Battaglia le ganó el duelo a Ponzio, se elevó y metió el cabezazo goleador, muy lejos del alcance de Carrizo.
No es nuevo esto de convertir goles en los superclásicos para el ex volante de la Selección Argentina. Y cada uno de sus tantos sirvió para victorias de Boca. En 2003, un cabezazo suyo venció a Costanzo, para que el entonces equipo de Bianchi le empezara a ganar a River en el Monumental un partido que luego terminó 2-0 con otro tanto del brasileño Iarley. Y también en el verano logró goles importantes. En febrero de 2000 metió el primer gol de un Boca plagado de juveniles que se impuso 2-1 a River, en el que fue el último encuentro de Ramón Díaz en su primer ciclo en el club. Y este verano abrió el camino para el 2-0 con que el conjunto de Ischia se impuso al de Simeone, en el primer superclásico del año.
Pero, más allá del tanto que al final significó el de la victoria, la tarea de Battaglia fue muy convincente en otros aspectos del juego. Con su capacidad de quite se convirtió en la principal bandera en la que se sostuvo la estructura de Boca. Por su sector se movió en la primera etapa Ortega, que no pudo pesar en el juego y perdió claramente el duelo. Luego apareció por ese lado Buonanotte, que tampoco consiguió desequilibrarlo y terminó reemplazado. Ya en el final, cuando River no tenía enganche, la labor de Battaglia siguió siendo importante, por más que no tenía una marca fija. Así completó una tarde especial, en la que Boca se llevó un nuevo superclásico, con un gol propio y el rótulo de figura.
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