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Tabárez consiguió crédito
Por Facundo Martínez
El partido de ayer era clave para Boca, especialmente para el técnico Oscar Tabárez, y el balance fue positivo, aunque con reservas. Boca ganó bien, sin sobresaltos, pero el esquema táctico no fue muy claro, sobre todo en la última línea: ¿eran tres, cuatro o cinco hombres marcando? Sin embargo, la prueba fue superada: los tres puntos son importantes, al menos para que el equipo gane en confianza, sin perderle pisada al puntero Independiente y a su escolta, River; y, obviamente, para darle crédito al cuestionado entrenador, quien ayer volvió a sonreír.
A esto hay que sumarle la alegría generalizada por el regreso de uno de los históricos del plantel boquense: Guillermo Barros Schelotto, quien volvió ayer después de cuatro meses de ausencia por lesión, y encima anotó el segundo tanto de Boca, con un golazo que sirvió prácticamente para liquidar el trámite. El equipo y los hinchas pedían a gritos al ex Gimnasia, como referente –el Mellizo es uno de los pocos que quedan del Boca ganador y puede ser una inyección de ánimo importante– y también como delantero, después de tantos avances y retrocesos con Héctor Bracamonte y el Pampa Sosa.
Una ráfaga de aire fresco: eso consiguió ayer Boca con el triunfo ante Vélez. Un poco de oxígeno para Tabárez y de alegría para los hinchas, quienes volvieron a entusiasmarse con las posibilidades futuras del equipo. Pero, con respecto a la producción colectiva, siguen quedando algunas dudas. El tema es que Boca hizo muy bien los deberes en los primeros minutos, pero su protagonismo fue disminuyendo frente a un rival que hizo demasiado poco como para complicarlo; Vélez regaló el mediocampo, le faltó enlace entre la línea media y los delanteros, y Boca aprovechó poco y nada esa clara ventaja, cuando debía asegurar el marcador.
Lo más flojo del nuevo planteo de Tabárez fue la inseguridad que mostraron Clemente Rodríguez y, en una menor medida, Hugo Ibarra, con respecto a sus posiciones en la cancha. Por momentos, tres, cuatro o cinco hombres en la defensa, y sólo Raúl Cascini y Matías Donnet en el medio, y a veces un mediocampo muy poblado y una defensa comprometida y desordenada, y errática a la hora de tomar marcas. Sin embargo, Tabárez acertó indiscutiblemente con el ingreso de Schiavi; con él, Boca puede estar un poco más tranquilo en las pelotas aéreas.
Aún quedan pendientes algunos ajustes, aceitar los mecanismos del nuevo sistema y definir un equipo titular, que pueda repetirse fecha tras fecha; Tabárez ganó algo de tiempo para hacerlo, el crédito sigue abierto.
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