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Martín Sharples es un atleta con capacidades diferentes que lideró la lucha para destituir a Cassanello de la presidencia del COA. Enterado de que el dirigente había viajado a Montevideo para la asamblea de Odesur, se encargó de difundir su reaparición pública mediante un correo que envió a los medios. “Ahora nos enteramos –escribió– de que el denunciado fue el representante de la Argentina en la Asamblea de Odesur en Uruguay (no aparece información en la página del COA). Dentro de pocos días se llevará a cabo la elección de presidente del comité para la cual se postulan los mismos dirigentes que cubren a Cassanello...”

El deportista señala que ellos son “uno que se volvió antes y dejó solos a los atletas en los Juegos Olímpicos en China (Gerardo Werthein); otra, la actual presidenta (Alicia Masoni de Morea), que personalmente me dijo que iba a hacer todo lo posible para transparentar la oscura gestión del anterior presidente”.

En el texto, Sharples sostiene: “No creo que estos dirigentes defiendan los intereses del deporte argentino; sólo creo que hacen todo lo posible para ocultar y perjudicar el desempeño de cada uno de los deportistas que están siempre solos cuando los necesitan”. El atleta, un ex jugador de rugby que sufrió un accidente automovilístico en el que perdió una pierna, concluyó: “Quiero dar a conocer estos manejos porque si no cambian nunca tendremos mejoras para los deportistas, pero sí tendremos dirigentes que viajan y negocian sólo sus intereses”.

Sharples sospecha que Cassanello continúa controlando el COA y sus dirigentes “por miedo o por falta de capacidad o por tener algo en común, no limpian la mugre que todavía hay en la calle Juncal”. En el número 1662 se levanta el señorial petit hotel donde funciona el Comité Olímpico Argentino desde 1978. Allí, el ex presidente parece que no se resigna a perder la influencia que supo tener.