Rosario Central y Newell’s son los clubes de Primera División que más deben. El último solo adeuda más de la mitad de los 40 millones de pesos que Agremiados le reclamó a la AFA, mientras canalizaba decenas de inhibiciones de sus afiliados contra las instituciones de Primera, B Nacional y Primera B. Son unos 24 millones, el lastre que le dejó a la actual Comisión Directiva el ex presidente Eduardo López (foto), un plusmarquista de la emisión de cheques sin fondos.

Pese a esta dificultad, en Newell’s se las rebuscan mejor que en Central con las inhibiciones, ya que tiene menos (pese a que su deuda es mayor) porque el vicepresidente segundo, Eduardo Bermúdez, fue representante de futbolistas y conserva una mejor muñeca para manejar estos asuntos que el visceral Horacio Usandizaga, presidente del clásico rival.

Así como el pasivo de Newell’s se entiende en gran medida por la corrupta gestión de López, en Central se les prometió a los jugadores muchísimo más de lo que podía pagárseles. El presupuesto en la temporada 2008-2009 fue el cuarto entre los clubes de Primera, sólo superado por Boca, River y San Lorenzo. La gestión actual se gastó 15 millones de dólares en un año y medio (había asumido con 7 millones de euros en la caja por el pase de Angel Di María al Benfica de Portugal). Y pagó contratos exorbitantes como el de Ezequiel González, que volvió del Panathinaikos de Grecia, o el de Pablo Alvarez, que percibió 300 mil dólares por seis meses de contrato.