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Que la lesión y consiguiente ausencia de Pablo Zabaleta para el partido contra Perú haya sido casi una cuestión de Estado para el cuerpo técnico, el periodismo seguidista y opinadores en general, como si se tratara del máximo goleador de la historia de los mundiales, habida cuenta que Zabaleta es casi un periférico del plantel...

Que frente a la casi “inexistencia” futbolística de la selección peruana durante todo el primer tiempo, lo más parecido a lo que el fútbol debe ser fue el atisbo de tiki-tiki antes de los dos minutos que terminó con un tirito de Enzo Pérez a las manos del arquero Butrón...

Que otra vez, como pasó en el 1-0 con Colombia (salió Tevez y entró Burdisso faltando seis o siete minutos), otra vez la ignorancia y la menesterosidad llevaran a que entrara Demichelis en reemplazo de Higuaín cuando faltaba todavía la mitad del segundo tiempo...

Que el “buscapié” de Federico Insúa, mezcla de Quini, Loto y Sale o Sale, le permitió a Palermo en offside empujarla para el 2-1 después de habérsele negado a la selección peruana por lo menos un penal claro de Emiliano Insúa...

Que en la conferencia de prensa Maradona insistiera en que “hay que mirar hacia adelante”, contradiciendo su plañidera retahíla de la semana respecto de hablar después por tener todo registrado en “la computadora”, señalándose la cabeza...

Que haya muchos atropellos más a la razón convertida en sinrazón, y con el único aval de un resultado favorable, obliga a necesarios replanteos que, seguro, absolutamente ninguno de quienes deciden llevará a cabo.