FúTBOL › EL PROBLEMA DE BOCA NO ES QUE RIQUELME NO PUEDA JUGAR
› Por Facundo Martínez
Por lo demostrado ayer en Rosario, el problema de Boca no es tanto si puede o no jugar sin Juan Román Riquelme, quien sufrió un desgarro en la planta de su pie derecho y tendrá un mes de recuperación, sino más bien que debe tomar conciencia de que, si insiste en querer dar pelea por el título a pesar de la derrota de ayer, debe mejorar los dramas defensivos que le han hecho arrancar buena parte de los partidos en desventaja y, obviamente, aprovechar de aquí en más cada una de las oportunidades que se le presenten para descontarles a los líderes, a varios de los cuales podrá hacerlo en forma directa: Colón, en la próxima fecha; San Lorenzo, en la 16ª; Independiente, en la 17ª; y Banfield, en la última.
Tal como lo hizo ante Chacarita el jueves pasado, el entrenador Alfio Basile reemplazó a Riquelme con Cristian Chávez, que volvió a jugar por la franja izquierda, en la posición en la que venía jugando Federico Insúa, quien, precisamente, volvió a tomar las riendas del equipo, imprimiéndole a la ofensiva velocidad y sorpresa, incluso a pesar de algunas imprecisiones. Es que, en la franja central, Insúa parece sentirse más cómodo que por la izquierda y consigue descargar juego hacia los costados y hacia adelante, aprovechando la velocidad y el manejo de Nicolás Gaitán, improvisado compañero de ataque de Martín Palermo. Justamente, frente a los rosarinos, entre Insúa y Gaitán tuvieron una inmejorable oportunidad de poner a Boca en ventaja cuando promediaba el complementario: el volante gambeteó y atravesó la defensa local y luego cedió un centro para Gaitán, pero el delantero falló en el último toque.
En la columna del debe sigue estando Abbondanzieri, quien, más allá del nivel demostrado frente a Tigre y de haber terminado ante Chacarita con el arco en cero, alterna con preocupante frecuencia buenas y malas. El Pato no le aporta al equipo la seguridad y la confianza que éste necesita para salir a buscar los partidos. El resbalón de ayer puede ser anecdótico, pero lo cierto es que el arquero no se armó bien para contrarrestar el tiro libre de Jesús Méndez, que pasó por un costado de la barrera y se metió sobre el palo del arquero. Y ni que hablar del segundo gol de Central: Castillejos ingresó al área gentilmente acompañado por Fabián Monzón para definir con un remate sobre el primer palo, donde el arquero aguardaba impávido para –como últimamente– apenas verla pasar.
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