Desde Rosario

El clásico no tiene respeto por la historia ni por los antecedentes. Habría que jugar en la primera fecha así los eruditos de las cuentas y rachas aritméticas dejan sus números de humo para otra ocasión. El único pronóstico que ha tenido ciertos parámetros de certeza es el “cero a cero horrible” que vaticinan los desconfiados, que se apoyan en los 69 empates que arrojó el historial entre Newell’s y Central, que ayer llegó a la marca de los 70. Pero todo lo que se dijo sobre el clásico de ayer nada sucedió, y lo único horrible fue no haber visto a un ganador.

Es que los arqueros sí que la pasaron mal: ingresaron a sus respectivos arcos en más de una ocasión para buscar la pelota que se les metió. Sí, al Central de Ariel Cuffaro Russo, el cual acumulaba un registro de 20 partidos sin sufrir más de un gol por encuentro, ayer le hicieron dos tantos en siete minutos. Y de esos 20 encuentros, Broun había terminado en siete con su arco invicto. Es más: en los primeros 14 partidos del torneo, al uno canaya apenas si le pudieron marcar nueve goles.

El arquero de Central no pudo con los delanteros de Newell’s. Y Central ahora ostenta un invicto de cinco partidos, pero ganó sólo tres de los últimos 12 que jugó, y en condición de visitante lleva cinco compromisos sin sumar los tres puntos. Ayer no fue la excepción, a pesar de que en los primeros once minutos del partido anotó dos goles, cuando venía de necesitar 14 encuentros para conquistar 15 gritos.

Un solo equipo del campeonato le pudo señalar más de un gol a Newell’s, y uno de ellos de penal: Banfield, en su victoria 2-1 ante los rosarinos. En menos de un cuarto de hora, los auriazules habían reunido muchos méritos. Y Newell’s, que llevaba cuatro victorias consecutivas en su estadio, seis en el torneo, encontró ayer freno a su andar ganador, cediendo la punta del Apertura por ello. Aunque en el Parque Independencia pueden decir que acumulan cuatro clásicos sin perder y que lo que hicieron ayer no se veía desde hacía 26 años, cuando en el Metropolitano del ‘83 Central se imponía 3-1 y los leprosos lo igualaron en tres tras levantar la desventaja de dos goles de diferencia.