Lun 14.12.2009
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FúTBOL › MáS DE UN SIGLO DE HISTORIA PLAGADA DE LUCES Y SOMBRAS

Lo que va de Evita y Valentín Suárez a Falcioni

Todo se mezcla en el repaso histórico: los sobornos, los ascensos, la locura de aquellos ingleses fundadores, el calificativo de Taladro, el subcampeonato de 1951 y los 7 goles de Juanchi Taverna.

› Por Daniel Guiñazú

Banfield desembarcó tarde en el fútbol grande de la Argentina. El club fundado el 21 de enero de 1896 por un grupo de profesionales y comerciantes ingleses e irlandeses y que llevó el nombre del primer gerente de la empresa Gran Ferrocarril Sur jugó su primer campeonato de Primera recién en 1940, nueve años después de la instauración del profesionalismo. En verdad, Banfield había sido invitado a integrarse a aquellas 18 entidades pioneras que en 1931 abandonaron la Asociación Amateurs Argentina y armaron la Liga Argentina de Fútbol. Pero los dirigentes de entonces supusieron que el fútbol rentado era un fenómeno pasajero y obraron en consecuencia: mantuvieron al equipo en el amateurismo y retrasaron su historia por una década.

- Un mal comienzo. El ansiado ascenso de 1939 llegó con armas viciadas: una investigación de la AFA comprobó que se había intentado sobornar a dos jugadores de Barracas Central antes de un partido por la primera fecha del torneo reducido, que Banfield había ganado por 3 a 2. El Tribunal de Penas castigó la irregularidad con 30 días de suspensión a aplicarse en el campeonato de Primera, pero una resolución posterior de la Asamblea General de la AFA habilitó la llegada de Banfield a la división mayor.

- De la vergüenza a la hazaña. Un año más tarde, otro episodio de corrupción volvió a involucrar a la institución. El arquero de Tigre, José Monjo, denunció que dirigentes banfileños le habían ofrecido dinero para ir a menos. Y otra vez pudo comprobarse la veracidad de la denuncia. El castigo fue durísimo: 60 días de suspensión, lo que equivalía a 16 puntos de descuento. Banfield parecía condenado a irse a la B. Pero una campaña memorable lo colocó en el 5º puesto y le permitió absorber la deducción y mantener la categoría pese a todo. Besuzzo, Fatecchi y Gualdone; Cuenya, Scavone y De Terán; Laporta, Caffaratti, Alcalde, Sanz y Silvera fue el primer gran equipo que Banfield le dio al fútbol argentino.

- El Taladro. Además, hay otro motivo por el cual este equipo pasó a la historia: el 21 de julio de ese año, el diario filonazi El Pampero tituló el comentario del partido que Banfield le había ganado a Independiente por 4 a 3 en Avellaneda de esta manera: “Banfield taladró las ilusiones de Independiente”. La idea prendió en los hinchas de entonces. Tanto que empezaron a llamar a su equipo el Taladro. Con el tiempo, el apodo se extendió al club y llegó indemne hasta nuestros días.

- Tres en cuatro. En 1944, Banfield recayó en el soborno por tercera vez en cuatro años. Se le comprobó un intento de 1943 contra Sebastián Gualco, por entonces arquero de Ferro. El Tribunal de Penas le aplicó 15 fechas de suspensión y pidió la expulsión del club de la AFA por sus pésimos antecedentes. Pero la Inspección General de Justicia anuló todo lo actuado y el Taladro pudo seguir en Primera por muy poco tiempo más. Ese mismo año sufrió el primero de sus seis descensos, pero en este caso volvió rápido. En 1947, regresó a Primera luego de una espectacular campaña en la B en la que marcó 124 goles en 40 partidos y ganó los 20 partidos que jugó en su estadio de Peña y Arenales. Asomaron allí nombres que irían a dejar una huella en el recuerdo: Eliseo Mouriño, Luis Angel Bagnato y Gustavo Albella. Con ellos y otros, en 1951 rozaría la gloria que ayer alcanzó.

- Evita Capitana. Aquel equipo de Graneros, Ferretti y Bagnato; Capparelli, Mouriño y D’Angelo; Converti, Sánchez, Albella, Moreno y Huarte por el que tanta fuerza hizo Eva Perón bien pudo haber sido campeón antes de aquella legendaria final ante Racing. A dos fechas del cierre del campeonato, perdió inesperadamente ante Chacarita en San Martín por 2 a 1 y posibilitó que Racing lo alcanzara. Y en la última jornada, con los dos equipos igualados en la punta, el Taladro era el campeón al término de los primeros tiempos: mientras Racing empataba 2 a 2 con Lanús, Banfield vencía 3 a 0 a Independiente. Después, Banfield estiró la goleada hasta un 5 a 0. Pero la Academia se repuso, terminó ganando 5 a 3 y forzó aquellos dos célebres desempates en el Viejo Gasómetro de la Avenida La Plata en los que todas las hinchadas se unieron para alentar al equipo del pueblo. Y de Evita.

- Don Valentín. Un nuevo descenso aconteció en 1954. Y esta vez sí le costó demasiado volver a Banfield. Lo hizo recién en 1962, después de otra gran campaña en la B, con aquel equipo en el que coincidían Righi, Calics, Villano, Llanos y aquella delantera con Oscar López, Maidana, Raffo, Martinoli y Zárate. Valentín Suárez era el presidente y el peso de su palabra se hacía sentir en el vestuario y en los pasillos de la AFA. La estadía de Banfield en Primera se extendió hasta 1972. Ese año recibió una suspensión de cuatro meses por otra tentativa de soborno comprobado a Alfredo Ortiz, zaguero de Ferro, en 1971, que lo terminó enviando a la B con una mancha negra más en su sufrida historia.

- La gran goleada. En 1974, Banfield recuperó su posición en Primera. Y en el campeonato Nacional de ese año obtuvo la máxima goleada de todos los tiempos del fútbol argentino: 13 a 1 a Puerto Comercial de Bahía Blanca, con 7 goles de Juan Taverna. No hay de ese partido una sola foto o una filmación que documenten la hazaña. En 1976, bajo la dirección técnica de Adolfo Pedernera, el Taladro jugó los cuartos de final del campeonato Nacional con aquel equipo de Anhielo; Moris, D’Angelo, Sotelo y Volk; Sacconi, Pitarch y Corvo; Cerqueiro, Orte y Miguel González, al que sólo pudo detener el Boca campeón de Juan Carlos Lorenzo.

- El subibaja. Dos años más tarde, en 1978, sobrevino el cuarto descenso. Y el invierno en la B fue largo. Recién regresó en 1987 tras ganarle una recordada final a Belgrano de Córdoba. Sin embargo, el esfuerzo sirvió de poco. En 1988 bajó otra vez, retornando en 1993 cuando, dirigido por Carlos Babington, le ganó por penales a Colón, una dramática definición del Nacional B en el estadio Córdoba. En ese paso por la Primera, que se extendió hasta 1997, aparecieron en escena Javier Zanetti y el Jardinero Julio Cruz.

- De la mano de Garrafa. El ascenso de 2001 tuvo nombre y apellido: José Luis Garrafa Sánchez, acaso el máximo ídolo banfileño, que jugó dos partidos extraordinarios en las finales ante Quilmes. De allí en más, harto de tantos vaivenes deportivos e institucionales, Banfield se propuso dar un salto de calidad. Hacer pie firme en Primera y crecer como club. En 2005, con aquel duro equipo de Falcioni, llegó a los cuartos de final de la Copa Libertadores y a punto estuvo de eliminar a River en el mismísimo Monumental. Y con las ventas millonarias de los hermanos Renato y Luciano Civelli, Barbosa, Paletta, Leiva, Bilos, Dátolo, Walter Jiménez, Armenteros, Palacio, Maidana, Cvitanich y Barrales modernizó su viejo estadio Florencio Sola, su sede social, y el Campo de Deportes de Luis Guillón. Ayer vivió el día más glorioso de sus 113 años de vida. Después de que los aguijones del descenso y la vergüenza se clavaran por años en su espíritu, Banfield lavó su historia y pudo gritar que es campeón de Primera por primera vez. Con armas nobles. Como siempre tiene que ser.

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