FúTBOL › NADA SE LE ESCAPA: GOLES, RIVALES, INSULTOS, CAMISETAS E INCLUSO RIVALES
En este particular momento del fútbol mundial, Messi es el centro de la escena, atrae con fuerza lo que ocurre a su alrededor y se enciende. “El debate sobre quién es el mejor es de la gente, afuera de la cancha.”
› Por Sebastián Fest
Desde Madrid
Leo Messi funciona como un verdadero agujero negro: su fútbol tiene una gravedad tan fuerte que nada puede escaparse de él. Devora todo: goles, rivales, insultos, camisetas e incluso estrellas como Cristiano Ronaldo. Hasta parece comenzar a devorarse esa parquedad extrema, esa modestia que lo lleva casi siempre a lanzar frases sin destino de titular. Tras su sexto gol en tres partidos, el que abrió en la noche del sábado el camino del 2-0 ante el Real Madrid en el Santiago Bernabeu, el mejor futbolista del mundo estaba encendido. “Una vez más el equipo demostró que hoy por hoy somos superiores a cualquiera si queremos. Siempre hay que demostrarlo en la cancha y hoy lo hicimos”, dijo Messi aún con las pulsaciones a mil.
Más calmado, el argentino no dio marcha atrás. ¿Realmente no hay ningún equipo en el mundo capaz de frenar al Barcelona? “Creo que hoy por hoy lo venimos demostrando”, dijo Messi sin pestañear. “Pero eso no quiere decir que con palabras ganemos. Hay que intentar ganar cada partido, es lo que intentamos siempre.”
Era improbable que brillara como en la inolvidable noche del 6 de abril con sus cuatro goles al Arsenal, pero Messi –marcado por momentos a patadas– fue figura en el Bernabeu, una fuente permanente de peligro en asociación con Xavi, una imagen potente que crecía en la comparación con el desolado Cristiano Ronaldo, al que antes del partido había saludado con un guiño, una sonrisa y una palmadita veloz. “Nosotros nunca entramos en ese debate, el debate es de la gente de afuera”, dijo el argentino cuando se le preguntó si había “ganado” el duelo con quien, en teoría, es su mayor amenaza en el trono del fútbol mundial.
Messi va lanzado hacia un final de temporada apoteósico, mientras los argentinos ruegan que no agote su combustible futbolero, ni se lesione, porque todo un Mundial de fútbol espera. Insultado toda la noche por los “Ultrasur”, los barras del Real Madrid, Messi parece en estado de gracia también fuera de la cancha. Apenas habían pasado unos minutos de la madrugada y un desbordado Andrés Calamaro apretaba con fuerza una camiseta. “¡Uh, uh! ¡Qué increíble, qué grosso!”, balbuceaba el músico. En sus manos tenía la “10” de Messi autografiada por el propio jugador, al que acababa de visitar en el vestuario. Messi se devoraba así también el alma de Calamaro, reconocido hincha del Real Madrid.
Mucha suerte tuvo el ex líder de Los Rodríguez, porque conseguir la “10” de Messi es un pequeño desafío. Lo comprobó el actor alemán-español Daniel Brühl (Goodbye Lenin), que tras el 4-1 al Arsenal quiso comprar una camiseta blaugrana y grabarle el nombre de un amigo en la espalda. Pero el amigo compartía una letra con Messi, la “S”. Toda una dificultad en la eufórica Barcelona de estos días. “Tiene que poner otro nombre, las ‘S’ están agotadas”, le dijeron al actor, otra “víctima” de la fuerza de Messi, el hombre que todo lo devora.
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