“No aclares que oscurece”, dice el refrán. Rápido de reflejos, el Departamento de Medios y Comunicación de la AFA dio a conocer un comunicado a propósito del difundido viaje de un grupo de veintidós barrabravas en el mismo avión de South African Airways que llevó a la Selección hacia Sudáfrica. “La AFA informa de manera oficial que sólo es responsable del viaje de los miembros de su delegación oficial en el nivel de dirigentes, jugadores, cuerpo técnico, asistentes y empleados que embarcaron en el vuelo de la empresa South African Airways Nº 227”.

¿Por qué aclaró la especie –diría un viejo cable de agencia– si sólo se trató de una información atribuida a fuentes policiales? ¿Por qué se adelantó a mensurar lo que ocurriría en los próximos días? El comunicado también informa: “Ninguna persona, grupo o contingente que pudiera coincidir como pasajero de ese u otros vuelos en el futuro, tienen relación directa, indirecta o circunstancial con la Asociación del Fútbol Argentino”. ¿Cola de paja? Tal vez.

Los datos más precisos de la comitiva los publicó el periodista Gustavo Grabia en Olé. La integran veintidós barrabravas que están liderados por un personaje que responde al mote de “Gusano”. Es el jefe de la fracción Los Perales de Nueva Chicago y trabaja en el Indec desde que Guillermo Moreno se hizo cargo del organismo. Con él viajaron pesados del sector Lomas de Zamora de La Doce, y barrabravas variopintos. Todo indica que los de Boca y Estudiantes (que recibieron un guiño de sus ídolos, Maradona y Carlos Bilardo) estarán entre los tres centenares de hinchas con antecedentes violentos que viajarán a Sudáfrica.

Hace pocos días se presentaron en la Dirección Nacional de Sanidad de Fronteras, ubicada en Chile y avenida Huergo, para vacunarse contra la fiebre amarilla. Cuentan testigos presenciales del desfile que realizó esta muchachada en esa dependencia que Bebote, el jefe de la barra brava de Independiente, los hizo cerrar filas cuando comenzaba a alborotarse el lugar. La vacuna es un requisito ineludible para ingresar a Sudáfrica.

“Bajaron el perfil, sacaron los pingüinos de las banderas, la mayoría tenía problemas con el derecho de admisión en el fútbol, pero sus antecedentes desaparecieron”, comentó una fuente bien informada sobre este tema que se repite a menudo en las páginas de los diarios. La representación de tan buenos muchachos la ejerce Marcelo Horacio Mallo, un puntero de San Francisco Solano, partido de Quilmes, y militante kirchnerista que en noviembre de 2009 admitió su objetivo: “Los hinchas de Chacarita son de 21 villas; si se convierten en dirigentes sociales y trabajan en los barrios, mañana son herramientas que tiene el Gobierno a disposición”, señaló a modo de ejemplo.

Entre quienes tienen garantizado su pasaje a Sudáfrica y aquellos que no son de la partida, ya aparecieron algunas rispideces. Despechado, un militante duhaldista promete información a los medios a cambio de dinero. Su intención es contar cómo se financió este tour y mencionar a sus beneficiarios. Tratándose de un partidario del ex presidente de la Nación puede presumirse con cierta facilidad quién quedará mal parado si habla. Aunque en nuestro país casi ningún sector político está virgen de relaciones estrechas con los violentos del fútbol.