Hubo muchos aplausos para Walter Erviti cuando anunciaron las formaciones de los equipos por los altavoces. Lejos de las ovaciones tributadas a los ídolos Riquelme y Palermo, pero fueron cariñosos aplausos. Su salida, en cambio, pasó inadvertida. Casi natural si se considera que Boca estaba perdiendo 3-1 y no llegaba mucho.

El gol que convirtió (lindo zurdazo desde cerca, en una de las tantas llegadas de Boca), matizó una actuación sin demasiado relieve. Tardó mucho tiempo en encontrar su ubicación en la cancha, casi no intervino en el primer cuarto de hora, se movió alternativamente por la izquierda y la derecha del medio hacia tres cuartos de cancha, se juntó poco con Riquelme, metió un par de buenos pases y arrancó muchos murmullos en un par de pelotas que perdió en el medio y propiciaron contraataques muy peligrosos de los mendocinos.

Erviti (que arrastra una fecha de suspensión del campeonato anterior) pudo jugar porque Araujo forma parte del equipo que disputó el Sudamericano Sub-20 en Perú, pero no podrá estar presente el domingo próximo cuando Boca juegue contra Racing en Avellaneda. Seguramente su lugar será ocupado por Diego Rivero, quien ayer estuvo en la cancha sólo un ratito.