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–Siendo que usted proviene del fútbol, donde ha logrado cosas importantes, ¿qué evaluación hace de estos primeros años del Fútbol para Todos?

–La principal evaluación que uno hace es que logró que todo argentino, viva en donde viva y tenga la condición social que tenga, pueda tener el acceso a ver por un canal abierto un partido, ya sea de su equipo u otro partido. Así que si uno entiende al deporte también como un bien cultural de los argentinos, que esto pueda ser posible me parece que es inmensamente positivo. Si la pregunta apunta a saber si esto hizo que le legara dinero al deporte amateur, no, no se dio. Pero no es un área que yo maneje y no me parece ético opinar, pero me parece que cumple una función importante y por eso acompañamos y apoyamos. Convengamos algo: que después del Fútbol para Todos se acompañó a otras disciplinas deportivas desde la Televisión Pública y eso me parece muy importante. Y ya se sabe que los próximos Juegos Olímpicos se van a poder ver desde la Televisión Pública.

–Como ex futbolista que fue, ¿qué le genera el fenómeno Messi?

–Analizo a Messi desde dos lugares. Técnicamente es impresionante. Hoy con las dificultades que se tiene para adquirir la técnica a partir de la velocidad con la que se juega, es un jugador que sin lugar a dudas –ya lo es y lo va a seguir siendo– es un referente en la historia del fútbol. Y aparte, él siempre mantuvo, llevando más años viviendo fuera de nuestro país, ese compromiso y ese amor por su bandera y por su camiseta que a mí me hace respetarlo de una manera especial. Messi para mí es eso, un jugador de fútbol que ya está y que va seguir estando por mucho tiempo en la historia grande de los futbolistas del mundo.

–Usted tiene una parte de su corazón en River, ¿cómo vivió este año el descenso?

–No dejo de sorprenderme. Primero que uno nunca pensó, por ejemplo, que semejante institución como River iba a pasar por ese momento. Fue algo que fue pasando. Uno pensaba, ya está, éste es el piso, pero ese piso se iba corriendo hasta que llegó el descenso. Tanto antes, como jugador, como ahora como funcionario, uno nota que hay situaciones complicadas y se pregunta si es lógico que esté pasando eso. Pero al haberse ido River a la B Nacional, bueno, uno piensa que a pesar de los fallos arbitrales, o de las designaciones, hay una transparencia. No es Titanes en el Ring, no hay un William Boo.

–Y además, para colmo, como hincha, sufrió el descenso de Huracán... ¿más transparencia aún?

–Otro ejemplo de transparencia. Yo digo, en broma, por supuesto, que este año llevo cuatro descensos sobre mis espaldas. Huracán, mi equipo; River, el equipo que quiero; Quilmes, el equipo del ex jefe de Gabinete (Aníbal Fernández); y, para que no queden dudas de esa transparencia (risas), el descenso de Gimnasia, el equipo de la Presidenta.

–Los dirigentes del fútbol, alarmados digamos tardíamente, comienzan a denunciar a las barras bravas y hasta piden ayuda al Estado. ¿Cuál es la posición de su secretaría al respecto?

–Desde la secretaría lo que intentamos hacer es crear programas que estimulen ciertos aspectos del deporte como el juego limpio, el respeto por el otro. Intentamos que nuestros jóvenes tomen conciencia de estas problemáticas, pero desde este lugar. Ahora la violencia en el fútbol es un tema muy complejo, que afecta a tantos actores, que es necesario un gran trabajo de fondo. Yo sé que al área del Gobierno que está trabajando sobre el tema le va a llevar mucho tiempo tratar de solucionar esto. Convengamos que esos enfrentamientos que se producían antes entre bandas ahora han disminuido, yo me acuerdo de que antes era mucho peor. Incluso pienso que si esas batallas de antes se llegaran a producir hoy serían mucho más peligrosas. Un desastre.