Lun 12.08.2013
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LA MALA FAMA DE LOS DIRIGENTES RIVERPLATENSES EN MéXICO SE REMONTA A TIEMPO ATRáS

Los roces con Cruz Azul, desde la época de Aguilar

› Por Gustavo Veiga

Los dirigentes de River tienen mala fama en México desde la pésima gestión de José María Aguilar. Es curioso, porque se trata de un país donde varios clubes de fútbol están sospechados de mantener estrechos vínculos con el narcotráfico. O sea, la transparencia no los avala. Como antes en Colombia, la mala reputación la heredaron porque equipos como Los Indios de Ciudad Juárez; Los Mapaches de Nueva Italia, Michoacán; el Irapuato y Gallos Blancos de Querétaro, entre otros, desaparecieron o fueron desafiliados por la Federación, envueltos en denuncias de lavado de dinero o por relacionarse con los narcos. Cruz Azul, el acreedor de River, no está ajeno hoy a manejos irregulares que rozan el delito.

La prestigiosa revista mexicana Proceso, en un artículo del 4 de junio de este año titulado “Una pesada cruz... azul” señala que estalló “un nuevo escándalo que involucra a Guillermo Billy Alvarez, quien se ostenta como director general de la cooperativa, pese a que fue destituido en mayo de 2011. Los que denuncian sus presuntos malos manejos al frente del equipo –abuso de confianza y malversación de fondos por centenares de millones de pesos– suman ahora lavado de dinero en perjuicio de los cooperativistas de la Cruz Azul y de su patrimonio”. A Alvarez le imputa el consejo de administración la desaparición de 175 millones de pesos mexicanos.

La institución deportiva que reclama la vuelta de Teo Gutiérrez es una de las sociedades que, junto a varias cooperativas y empresas de rubros diferentes, forman un poderoso emporio mexicano. El Grupo Cruz Azul cuenta con fábricas de cemento premezclado, ropa, compañías de administración de personal, edificación hotelera, servicios educativos y comercialización de productos para la industria de la construcción.

Como se ve, el fútbol es una gran caja de Pandora que no reconoce fronteras y, cuando se abre, a menudo despide mal olor. El 10 de agosto de 2007, el por entonces embajador argentino en México, Jorge Yoma, le mandó una carta al presidente Aguilar. Se quejaba en ella de un episodio que afectaba al Toluca porque en el pase de Ernesto Farías, River había caído en “un presunto incumplimiento contractual con las autoridades del club local y la Federación Mexicana de Fútbol”. Le manifestaba su “más grave preocupación” como representante del gobierno argentino y le remarcaba que la “situación no sólo ha generado una mala imagen al Club River Plate, sino a todo el fútbol argentino y al deporte en general, y las relaciones comerciales entre ambos países que están atravesando ahora su mejor momento, se ven empañadas por tan triste e inexplicable situación”.

Según Yoma, hasta José Pekerman, quien en 2007 dirigía al Toluca, le transmitió su preocupación porque River le había vendido el pase de Farías al club mexicano, éste fue presentado en conferencia de prensa y terminó fichando para el Porto portugués un tiempo después. La denuncia llegó a la FIFA y el presidente del Toluca, Rafael Lebrija, le exigió una disculpa a Aguilar. Los medios de entonces titularon: “River provoca un escándalo diplomático en México”.

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