La primera imagen fue un enorme abrazo en el medio del campo. Los dos pelados, Carlos Bianchi y Carlos Ischia, técnico y ayudante en Vélez y en la primera gestión del Virrey en Boca, se volvían a cruzar y llegaban a la Bombonera con una enorme presión por los presentes de sus equipos. Bajo la lluvia, noventa minutos más tarde, el duelo entre los pelados se resolvió con un tremendo peludo.

De entrada, los dos entrenadores se dieron cuenta de hacia dónde marchaba el trámite del encuentro. A Ischia se le ponían los pelos de punta –que no tiene– por los huecos que dejaba su defensa, sobre todo por el sector derecho, donde el pibe Gómez –el del peinado raro– no podía cortar el circuito Sánchez Miño-Martínez. Del otro lado, Bianchi se lamentó cuando Gigliotti no llegó por un pelito a conectar un cabezazo hacia atrás de Sánchez Miño. Pero un ratito después festejó a grito pelado el tanto del mediocampista, con un cabezazo tras un desborde de Martínez. A esa altura, Racing jugaba el partido a contrapelo y su DT lo sufría.

Ni un pelo de zonzo, Ischia metió mano en el equipo cuando a Villar le mostraron una amarilla antes del final del primer tiempo. Es que tras el gol de Boca, el barbado volante había protestado por una supuesta falta previa y parecía que el árbitro Sergio Pezzotta lo había amonestado. Como no quería quedarse con diez, el DT aprovechó y mandó a la cancha a Battaglia; pero nada cambió en el desarrollo.

Tras el descanso, el dolor de cabeza fue para Bianchi, cuando tuvo que separar a sus pelados del fondo, los que más garantías les dan, por una molestia muscular del Cata Díaz. Pero un rato después, el otro central, Ribair, le devolvió la sonrisa al peinar la pelota tras un centro de Méndez y servirle en bandeja el gol a Gigliotti.

Con el correr de los minutos, la producción de Boca crecía, con algunos momentos de lujo y aplausos de su gente, sobre todo para Gago. Pero si se le busca el pelo al huevo, la falta de eficacia frente al arco rival fue un déficit del equipo de Bianchi. “Tuvimos doce situaciones de gol y convertimos sólo dos. Tenemos que convertir más. A mí me gusta que hagan goles, no cancherear con un 2-0”, dijo el pelado de Boca. “La sacamos barata, la diferencia fue notoria”, respondió el pelado de Racing. “Fallamos en todo, no nos salió nada”, agregó en su crudo análisis. La coincidencia entre los amigos fue absoluta. Es que no había lugar para las dudas ante semejante peludo.