FúTBOL
- River dominó desde el comienzo y marcó una abrumadora superioridad que quedó reflejada en el marcador. Tuvo elaboración de juego, llegadas y efectividad frente al arco rival.
- Quilmes, ya salvado, no mostró la intensidad habitual. Por eso, con sus limitaciones, la falta de energía la pagó con un baile y una goleada sin contemplaciones, ante un rival agrandado.
- Con el 2-0 parcial y los resultados en las otras canchas, River se sintió campeón y se lució con una actuación de otras épocas, como hacía tiempo no lograba. Así, la fiesta de consagración resultó completa.
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