--- No bien entró al campo de juego, el técnico de Boca, Rodolfo Arruabarrena, caminó hasta el banco local y se estrechó en un abrazo con Marcelo Gallardo, contra quien jugó varios superclásicos pero también compartió el curso de entrenador. Minutos después, los capitanes Marcelo Barovero y Fernando Gago plantaron a un costado del campo un árbol de olivo en señal de paz. La iniciativa es de Scholas Concurrentes, una ONG auspiciada por el papa Francisco a favor de la niñez en el mundo.

--- Ramón Díaz, el técnico con más títulos en la historia de River, y su hijo Emiliano llegaron en auto hasta el Monumental, invitados por el presidente Rodolfo D’Onofrio. Díaz terminó su vínculo tras el título logrado en el torneo Final. Pese a ello, D’Onofrio resaltó lo que significa el DT en la historia de River para justificar la invitación y ocupó uno de los palcos. “Gana River, seguro”, había dicho Díaz al llegar.

--- Calados por la lluvia torrencial, casi dos mil hinchas de Boca hicieron un banderazo de apoyo al plantel frente al hotel de Puerto Madero donde el equipo esperó la llegada del superclásico. Sin incidentes y con fuerte custodia de la Prefectura Naval, durante más de dos horas simpatizantes boquenses cantaron y movieron sus banderas para darle fuerzas al plantel. Tras más de una hora de “dale Bo...” y petardos que sonaban bien fuerte en las alturas del tercer piso, desde sus balcones salieron los futbolistas para agradecer el gesto.

--- Debido a la intensa lluvia, los pilotos multicolores fueron el accesorio más vendido y más utilizado en el estadio Monumental y le pusieron un tono distinto a la plomiza tarde del domingo. Se vendían entre 20 y 40 pesos.

--- Debajo de la platea San Martín baja se plantaron dos carteles de publicidad con la leyenda: “40 millones de sueños pueden más que un cuarto de codicia #FueraBuitres”. Estas inscripciones carecieron de firma y aparecieron en el marco de la pelea que el gobierno nacional lleva adelante contra los holdouts.

--- La Subcomisión del Hincha de River preparó en la antesala al superclásico una campaña para darle un recibimiento especial al equipo, que constó en pedirle a cada socio diarios y revistas, que luego fueron recortados, para tirarlos a la salida del equipo al campo de juego. También hubo los llamados globos salchicha, que les dieron un colorido especial a las tribunas.