Lunes, 1 de diciembre de 2014 | Hoy
AUTOMOVILISMO Y MOTORES
Por Pablo Vignone
Al calor de lo sucedido en la Fórmula 1 durante la temporada, con la fratricida pelea por el título entre ambos integrantes del equipo Mercedes, Lewis Hamilton y Nico Rosberg, el equipo Peugeot vivió un paralelo a lo largo del torneo del Súper TC2000. Así lo aseguraba a Líbero Ulises Armellini, el director general de la escuadra, a lo largo de las últimas carreras.
No cuesta mucho emparentar al sanguíneo Canapino con el inglés y al cordobés con el piloto alemán, lo que supone que en el Súper TC 2000 se dio el resultado inverso al de la F-1. Precisamente, días antes de definirse el torneo de la máxima categoría, ante la pregunta de este diario, Canapino señaló su fanatismo por Hamilton y Girolami por Rosberg. “Me resisto a creer que un equipo alemán no vaya a ayudar a un piloto alemán a salir campeón”, decía entonces el ahora flamante campeón de Peugeot. “Sí, me equivoqué con el pronóstico –reconocía esta semana–, pero si a Rosberg le hubieran dado el auto de Hamilton...”
Después de dos años sin muchos éxitos, con el equipo liderado por Girolami, Peugeot contrató para esta temporada a Canapino para extremar las posibilidades y, de paso, sacarle más rendimiento al piloto cordobés. Costó dominar la tensión, por momentos, pero el arrecifeño sufrió más esa competencia interna y eso se reflejó en el resultado final. “El clima interno no es bueno –reconoció en su momento Armellini–. Pero no los trajimos para que sean amigos sino que son pilotos en procura del mismo objetivo, y entonces es natural que haya ese ambiente de tensión.”
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