Una vieja aspiración de Macri
› Por Gustavo Veiga
Si hubiera sido por su inveterada costumbre de hacer negocios en cualquier rubro, Mauricio Macri sería el propietario del club Deportivo Español desde hace diez años. Corría el 20 de julio de 1993 y, por entonces, todavía lejos de acceder a la presidencia de Boca, el empresario sostenía: “El fútbol es un negocio de alto riesgo, debe haber 28 negocios mejores para ganar plata, pero más allá de eso pienso que hay posibilidades”. Se refería, sin medias tintas, a la chance de adquirir junto a un grupo de amigos las instalaciones de la entidad que presidía Francisco Ríos Seoane.
Su proyecto consistía en trasladar el equipo a la ciudad de Mar del Plata, aunque fracasó porque una asamblea de socios del Deportivo se opuso. César Luis Menotti iba a ser el director técnico. El acaudalado empresario, sin embargo, no se rendiría. En 1997 y cuando ya era presidente de Boca, no abandonó la idea de erigir un estadio donde hoy se encuentra el de Español.
En el club del Bajo Flores todavía se recuerdan aquellos coqueteos comerciales con Ríos Seoane –quedaron documentados en el envío de fax reservados que intercambiaron ambos– y hasta se pensó que, otra vez, Macri podría interesarse en la adquisición del campo de deportes a cambio de casi 4 millones de dólares. Sin embargo, embarcado como está en la campaña política por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, al ingeniero le desaconsejaron involucrarse en un emprendimiento semejante. Por eso, todas las fichas fueron colocadas al gastronómico, a quien observan como el mal menor.
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