RESEÑA
Ideología vaticana
Lo que queda de los medios. Ideas para una ética de la comunicación
Gianfranco Bettetini y Armando Fumagalli
La Crujía Ediciones
Buenos Aires, 2001
320 págs. $ 21
Por Maximiliano Gurian
Para el lego, la palabra “deontología” puede sugerir, por esas intimidades del lenguaje, el torno y la anestesia. Los semiólogos italianos Bettetini y Fumagalli explican, en cambio, que la deontología es la ciencia del deber que los medios masivos de comunicación y sus trabajadores han olvidado en provecho de una rentabilidad irresponsable. Lo que queda de los medios delinea entonces un panorama de la producción periodística y ficcional actual para desempolvar el incómodo debate entre ética, estética y verdad.
Definido por sus autores como un intento “todológico” para repensar la función moral de la representación, Lo que queda de los medios no resigna ninguno de los objetos privilegiados de la industria cultural contemporánea: la televisión verdad, el cine de súper acción y la prensa amarilla se examinan con afán didáctico; el chat profano, la literatura edificante y la publicidad extorsiva participan también de las ansias analíticas del texto.
La preocupación capital de los ensayistas estriba en torno a la conducta nihilista, avalorativa, que los discursos perversos de los medios incitan, dicen ellos, en el hombre de hoy. La sensibilidad atrofiada del espectador no logra jerarquizar los valores y, por ende, es incapaz de discernir los falsos de los verdaderos. Discutir los valores, más allá de los célebremente ignorados códigos de oficina, es el lema explícito que recorre las páginas del libro.
Ante la exhibición de la violencia, Bettetini y Fumagalli predican una postura tradicional: el sujeto inestable, inducido por su bovarismo audiovisual, adopta comportamientos miméticos, y de vez en cuando, identificándose con los malhechores, desangra con una motosierra al ingenuo familiar que le permitió enquistarse delante de la televisión. Por otra parte, apuestan al pudor como protección de la verdad de las relaciones interpersonales.
Y al abordar la problemática de los géneros no vacilan en señalar que la realidad de la condición homosexual está “fuera de la norma ética justamente porque contradice la verdad y la finalidad del amor humano”. Los patronos del buen amor, henchidos de certezas, ostentan, al fin, sus valores: la moral cristiana, con pretendida neutralidad, impregna el conjunto de sus pensamientos.
Consciente del carácter polémico de sus consignas, Lo que queda de los medios propone un imperativo ético centrado en la propia dignidad y no en la eficacia concreta de los actos en la realidad cotidiana. En otras palabras, todo medio de comunicación, desde la labor de cada individuo, debería cultivar una ética que los autores ilustran con la figura de la abnegada Madre Teresa de Calcuta.