Dom 27.02.2005
libros

EN ESTA RECOPILACIóN PóSTUMA SOBRE LA SOLTERíA, PIERRE BOURDIEU PONE LA CIENCIA SOCIOLóGICA AL SER.

Yo me quiero casar, ¿y usted?

El baile de los solteros
Pierre Bourdieu
Anagrama
266 páginas

Pierre Bourdieu (1930-2002) fue un sociólogo en serio, de esos que tanto hacen falta: uno de los pocos capaces de demostrar que la sociología, lejos de rendirse a la chata ingeniería de las encuestas y los números, puede ser una ciencia fascinante, misteriosa, intelectualmente provocativa.

Publicado dos meses después de su muerte, El baile de los solteros (el gran título con el que Anagrama bautizó esta recopilación) reúne tres artículos: “Soltería y condición campesina” (1962), “Las estrategias matrimoniales en el sistema de reproducción” (1972) y “Reproducción prohibida. La dimensión simbólica de la dominación económica” (1989), más una conmovedora introducción confesional escrita en julio de 2001. El conjunto es una pequeña obra maestra sobre los dramáticos cambios de la vida afectiva en la sociedad campesina frente a los poderes incontenibles de la vida moderna. Y a la vez –y fundamentalmente– una novela iniciática y testimonial sobre el devenir intelectual de uno de los pensadores más polémicos de estos tiempos.

Así como Emile Durkheim –uno de los “padres” de la sociología– demostró en su genial estudio sobre El suicidio cómo la más radical e irreversible decisión individual puede tener causas sociales, Bourdieu se enfrenta con el problema de la búsqueda de pareja para mostrar cómo, lejos de todo “gusto” o designio de los hados, la elección está determinada por las muy poco románticas fuerzas del mercado de bienes simbólicos.

El libro abre con un cuadro cándido, casi burlón: el baile de Navidad en una pequeña comunidad campesina. Con el preciosismo de una Jane Austen contemporánea, Bourdieu describe escenarios, protagonistas, canciones y vestuarios para recortar el círculo delgado y contrito que contempla desde el borde de la pista la diversión de los otros, los convidados de piedra del festejo, con sus boinas y trajes pasados de moda: los solteros que rondan los 30. “Ellos no bailarán. De vez en cuando, como para disimular su malestar, bromean o alborotan un poco”, dice Bourdieu.

Una misma escena y una misma pregunta, suerte de adivinanza o de misteriosa paradoja: ¿cómo es posible que en una sociedad asentada en el derecho de los primogénitos (los primeros hijos varones), sean éstos los que en gran mayoría permanezcan solteros? O de otro modo: ¿cómo explicar que los que parecían destinados a la fortuna terminen siendo víctimas de la infelicidad?

El autor responde con una envidiable investigación en tres tiempos de la sociedad campesina de Béarn, la región rural del sudoeste de Francia, al pie de los Pirineos, donde Bourdieu nació y vivió hasta la adolescencia, donde –siendo un joven etnógrafo– visita amigos y vecinos de la infancia para analizar el exponencial crecimiento de los “incasables” y adonde más tarde, ya como director de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, vuelve para reforzar una de las hipótesis más fuertes de su trabajo sociológico: la idea de que la dominación simbólica es condición sine qua non para comprender la dominación en general. Así, el impulso surgido de la contemplación de una vieja foto del secundario da pie a un ensayo brillante que permite seguir casi cuarenta años de desarrollo intelectual de Bourdieu: la fe casi empirista de sus primeras observaciones, la ruptura con el paradigma estructuralista y la gestación de la categoría de habitus (una de las más fértiles de la disciplina), hasta llegar a un refinado análisis del mercado de bienes simbólicos que explica la brutal devaluación del antiguo intercambio matrimonial. El baile de los solteros es una insólita combinación de material autobiográfico y especulaciones teóricas. El libro incluye mapas, fotos, cuadros estadísticos y hasta un plano de la casa donde el autor jugaba de chico. Tampoco faltan las madres desesperadas ni el solterón que bautiza vacas con los nombres de sus mujeres imposibles. A lo largo de sus 266 páginas, Bourdieu no deja de sorprender con sus brillantes definiciones de fenomenólogo de la vida afectiva. “Como en todas partes, el amor feliz, es decir el amor socialmente aprobado, por lo tanto predispuesto al éxito, no es más que esa especie de amor fati, ese amor propio del destino social, que une a las parejas socialmente predestinadas por las vías en apariencia azarosas y arbitrarias del amor libre.” El problema es que la idea misma de “amor exitoso” se ha dislocado al interior de la comunidad campesina. Mientras la existencia misma de la sociedad campesina depende del feliz casamiento de sus herederos, las jóvenes candidatas, más largamente escolarizadas y permeables a los valores citadinos, suelen despreciar a los “elegidos” y anhelar un amor más parecido a los que se promocionan en las revistas de modas. Son ellas las que, por fuera de toda conciencia, naufragan ante las voces dominantes que convirtieron en insulto la palabra “campesino”.

El baile de los solteros descubre las aristas más trágicas del fenómeno. Si el matrimonio es la piedra angular de todo el sistema de reproducción, el celibato de los primogénitos, al dejar tantas tierras sin herederos, hiere de muerte a la sociedad campesina, rematando lo que la dominación económica no había conseguido del todo. Un drama perverso con pocos visos de poder revertirse. La genialidad de Bourdieu reside en que logra transformar el estudio de la comunidad de Béarn en un modelo de investigación sociológica que permite ver in situ cómo la dominación cultural marca el ritmo del baile en las sociedades contemporáneas.

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