Domingo, 14 de septiembre de 2008 | Hoy
EL EXTRANJERO
Ninguno de los seis libros del joven, prolífico y –a pesar de eso– salingeresco Joe Meno está todavía traducido. Hace rato es hora y sería justicia para sus potenciales lectores.
Por Rodrigo Fresán
Demons in the Spring
Joe Meno
Akashic Books, 2008
276 páginas
Cabe pensar –tal vez, ojalá, este artículo contribuya a ello– que en cualquier momento Joe Meno será captado por el radar de algún editor en español. Y todos serán más felices y algunos (me incluyo) asistirán, un poco tristes pero satisfechos, a la revelación y socialización de uno de sus secretos más preciados.
¿Y por qué no se ha traducido aún a Meno, nacido en Chicago en 1974?
Tal vez –aunque no es excusa– porque sus primeros libros pueden ser considerados un tanto derivativos y más allá del original paisaje de trailer-parks en Tender As Hellfire (1999), la ex presidiaria que vuelve a su pueblo en How the Hula Girls Sings (2001) y la love story entre punks en Hairstyles of the Damned (2004, seleccionada por la cadena de librerías Barnes & Noble para su programa Discover Great New Voices), lo que se escucha en ellos, como un eco, es la voz de un J. D. Salinger mutante y puesto al día.
La cosa se pone más interesante –mucho más interesante– con los relatos reunidos en Bluebirds Used to Croon in the Choir (2005): un libro con formato de record-single en el que los cuentos, según lo cantaba y contaba su autor (también periodista musical), funcionaban como canciones con melodías combinando lo mejor de Sherwood Anderson y Carson McCullers y de Ray Bradbury y de Haruki Murakami. Así –ganador del premio Nelson Algren que otorga el periódico The Chicago Tribune–, historias angelicalmente siniestras como aquella de esos niños que anestesiaban animales para alegrar a su madre enferma o la de aquellos otros que no podían sino regresar una y otra vez al parque de diversiones en el que alguna vez habían sido secuestrados.
La cuarta novela de Meno, The Boy Detective Fails (2006), aumentaba la apuesta y lo convertía en alguien todavía más atendible –a la vez que conseguía un apreciable éxito de crítica y de ventas en su país trascendiendo ya lo cult y lo indie– al narrar la saga de un ex niño prodigio y detective, Billy Argo, abandonando el manicomio luego de diez años para solucionar aquel caso que jamás pudo resolver y que le hizo perder la razón: el suicidio de su hermanita.
Ahora, con Demons in the Spring, Meno retorna a las ficciones cortas con otro libro precioso y bien acompañado por ilustraciones de artistas top (la que acompaña este artículo es la del genial Charles “Black Hole” Burns para el relato “Frances the Ghost”) en el que, una vez más, impera una rara forma de ternura a la hora de retratar iluminados de bajo voltaje y freaks y perdedores.
Meno (como Kelly Link, como Stephen Millhauser, como Jim Krusoe, como Sheila Heti, como Kevin Brockmeier) es uno de esos nuevos fabuladores norteamericanos que –moviéndose con gracia y confianza entre lo infranatural, lo natural, lo sobrenatural– consiguen volver verosímil hasta lo más bizarro. Y cuya obra –invoquemos un último nombre– tal vez honre la memoria inolvidable, ya que estamos hablando de fantasmas verdaderos, del autor de un inmenso librito titulado El idioma de los gatos.
Spencer Holst (1926-2002), si estás ahí, da tres golpes. Sobre la portada forrada en tela roja de este libro.
Ahora –yo ya dije lo mío– es el turno de que ustedes lean lo suyo, lo de él, lo de Joe Meno.
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