Domingo, 12 de junio de 2011 | Hoy
Bernardo Canal Feijóo tuvo la capacidad de pensar los centros urbanos más allá de la dicotomía entre ciudad e interior. Una novedosa colección de la Universidad de Quilmes rescata dos importantes ensayos de este pensador complementario de Ezequiel Martínez Estrada, aunque aparecieran enfrentados.
Por Gabriel D. Lerman
En vez de debate intelectual, lo que aparece a lo largo de la historia es un conjunto de momentos estancos donde surge una voz que monologa en respuesta a una voz anterior, mientras otra, lateralmente, contradice a ambas pero elusivamente, como quien no quiere la cosa. Y de pronto sí, de tanto en tanto, surgen épocas bisagra donde alguno se toma el trabajo de poner la discusión en línea con ciertos jalones previos, y la cosa parece ordenarse. A veces lleva décadas reponer la importancia de una obra. Otras se cae en el eufemismo de plantear que fulano fue lúcido pero incomprendido en su tiempo, otras en el lugar común de que nadie es profeta en su tierra. Con respecto al ensayo argentino, la impaciencia o la desconexión frente a la política, o el desprecio de ésta por aquél, supuso una relación irregular, cuando no imposible. Pero la historia intelectual ha permitido observar recientemente que nada está enteramente sepultado o puesto de lado, que los vínculos y las condiciones de producción de cierta discursividad, aun en la gestualidad dramática y espesa del ensayismo, siempre se enfrenta, así sea por omisión, con quienes ostentan el poder político o académico de su tiempo. Incluso ha cundido la enseñanza de que quizá no haya otra forma de intercambio que no sea la polémica inesperada en el diario, el desmembramiento tal de un grupo, la carta pública en soledad. De lo que no hay duda es que la distancia y el ejercicio académico han permitido recortar un área de regreso al pensamiento argentino quizá como nunca hubo, y eso ha ido sedimentando una experiencia intelectual diferente, compleja.
Ciertas tareas de recuperación merecen un destacado, como es el caso de los trabajos sobre historia de las ideas que han liderado en los últimos años Oscar Terán, Adrián Gorelik en la Universidad Nacional de Quilmes. Los temas reaparecen según las coordenadas que la encrucijada provoca. Y acaso uno de los momentos de producción intelectual más significativa y original sea las década del ’30, donde la crisis de un conjunto de valores, instituciones y programas de la Argentina anterior agitan el avispero ásperamente. Ezequiel Martínez Estrada y Bernardo Canal Feijóo son dos de los exponentes de esa fiebre por pensar que infunde de preocupación a literatos, poetas y profesionales. Y se los asocia por la paradoja de haber chocado, aunque compartieran figuraciones y gramáticas de una densidad bastante comparable, y de haber sido, a un tiempo, recuperados u olvidados. Señala Gorelik en la edición de dos obras centrales de Canal Feijóo que presenta ahora la UNQ, que ambos fueron parte de diversas polémicas tanto en Sur como en Contorno, donde Canal fue despachado por Ramón Alcalde como mentor de un “cacharrismo santiagueño”, como una voz de reivindicaciones comarcales, mientras la revista rescataba a Martínez Estrada.
En verdad, la gran preocupación de Canal, que puede leerse en esta reedición de Teoría de la ciudad argentina y De la estructura mediterránea, es cómo romper la dicotomía nominalista y vacía de Buenos Aires o el interior, la capital o las provincias, para adentrarse en pensar las ciudades y la vida rural del interior con sus propias lógicas históricas, y un original y adelantado planteo sobre la regionalización del NOA, su espacio natal. Canal llama a planificar, asumiendo las dificultades como problemas y no como fatalismos de una metafísica irremediable. El contexto de estas exposiciones, que comparte con el genial autor de La cabeza de Goliat y Radiografía de la pampa, es el inicio y despliegue incontenible de las grandes migraciones, los llamados “éxodos” del campo a la ciudad, y del interior a Buenos Aires. Un doble movimiento que agota al país de Alberdi, Sarmiento y Roca. Un pensar que queda atrapado en el dramatismo de los trenes que parten del país recóndito hacia la meca bifronte del sur.
En una ensayística que roza el cientificismo con toda buena fe, Canal Feijóo no es por eso más o menos lúcido que Martínez Estrada, sino igualmente necesario. En algún sentido, como sugiere el riguroso y ameno estudio preliminar de Ana Teresa Martínez, anticipa una voluntad de cambio y planificación que postula asumir con seriedad, desde la política y la técnica, los asuntos de un país nombrado pero sin cuerpo.
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