Nacido en Estados Unidos pero criado y radicado en Holanda, Robert Haasnoot escribió varios libros de cerrada simbología. En Mar de delirio utiliza el ambiente de un barco pesquero para trazar una fábula sobre el fanatismo religioso.
› Por Martin Kasañetz
Mar de delirio
Robert Haasnoot
Lengua de trapo
188 páginas
En numerosos casos, las vivencias personales –sobre todo las de la infancia– imprimen su huella en la vida de un escritor, forjando su obra. Los episodios de sufrimiento, carencias o soledad no se detienen a la hora de dejar marcas perdurables haciendo que muchas de las manifestaciones de su trabajo actúen como catarsis de ese dolor. Robert Haasnoot nació en Estados Unidos, pero cuando tenía cinco años su familia se trasladó a la localidad pesquera de Katwijk en los Países Bajos. Su madre, de origen católico, tardó tiempo en adaptarse al nuevo entorno, conocido por el fervor religioso de sus habitantes. También el joven Haasnoot sintió desde muy pronto la presión de la fe. Este hecho parece ser el disparador de Mar de delirio, donde Haasnoot relata la crónica de un hecho sucedido a principios del siglo pasado en la comunidad pesquera de Zeewijk describiendo, con minucioso detalle, la locura colectiva de sus habitantes.
El texto relata los sucesos ocurridos utilizando la forma de crónica de investigación, más de treinta años después de haber tenido lugar el hecho. Esta investigación es realizada a pedido del alcalde, que se encuentra fascinado con la historia del falso profeta llamado Arend Falkenier, que se creía uno de los elegidos y decía tener un lugar preferencial en la Ciudad Celestial a la llegada del fin del mundo. Arend, pesquero de profesión, se hace a la mar con otros doce hombres en el Noordster, llevando su fanatismo religioso a niveles impensados, manipulando poco a poco a cada uno de los pescadores hasta convencerlos de que son los elegidos de Jesús como únicos sobrevivientes de la Tierra. Haasnoot parece basarse en el relato de los doce discípulos de Jesús para crear un escenario de locura y muerte a bordo que roza el género del terror a través de una caza de brujas que recrea con lograda tensión.
Ya en el documental Jesus Camp, Soldados de Dios (2006) dirigido por Grady y Ewing, podían observarse los estragos de una comunidad cerrada al mundo, que fomentaba los principios religiosos de manera obsesiva y violenta, enfatizando la necesidad de purificar a los niños para que puedan formar parte del Ejército de Dios. La misma temática referida a la salvación de unos pocos, de los elegidos, parece ser el impulso perverso y sesgado de realidad que Haasnoot transmite en las páginas de Mar de delirio. A través de un texto sencillo pero cargado de semántica religiosa, Haasnoot eleva por momentos la tensión, atrayendo al lector, pero por otros parece perder el hilo del relato, no pudiendo sostener una única idea a través de toda la novela, volviéndola, por momentos, redundante.
En 1997, Robert Haasnoot publicó su primera novela, El poder del bosque, (1997); la segunda, Mar de delirio recibió el Premio de los Embajadores 2000. Posteriormente ha publicado Steenkind (El niño de piedra, 2002), De heugling (El escriba, 2005) y Langzame wals (El lento vals, 2008).
Por medio del microclima de la tripulación de un barco, Haasnoot transforma esta historia en una especie de obra teatral en donde sus personajes se encuentran reducidos a un escenario, reforzando la idea de sofocación. Mar de delirio parece utilizar la forma de fábula para concluir con una gran moraleja sobre el fanatismo religioso.
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