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Domingo, 20 de abril de 2003

RESEñAS

La vuelta del malón

Indios, ejército y frontera
David Viñas

Santiago Arcos Editor
Buenos Aires, 2003
342 págs.

por Alejandra Laera
Escrito en ocasión de cumplirse en la Argentina el centenario de la llamada “conquista del desierto” que en 1879 emprendió el general Julio A. Roca para avanzar definitivamente sobre las tierras del sur, Indios, ejército y frontera (publicado originalmente en 1982 en México y recién el año siguiente en Argentina) aprovechó la efemérides para inscribirse en la particular coyuntura nacional de manera doble. Porque la liquidación del problema del indio a manos del ejército es releída en el contexto de la última dictadura militar, a la par que las prácticas dictatoriales represivas de los años 70 son ubicadas en una serie histórica cuyo punto fundacional culminante es el sometimiento o exterminio de la población india en la campaña roquista.
En el marco celebratorio de la aniquilación de los indios que impuso la dictadura, entonces, es donde hay que ubicar el tono entre perentorio y discordante de una prosa que viene a corroer un discurso con pretensiones hegemónicas, a exigir un compromiso con acontecimientos que sólo una mirada cómplice o ingenua ha enterrado en el pasado y a poner al descubierto la operación de legitimación cultural montada en el presente.
Lo que propone Viñas es destejer el nudo entre liberalismo y militarismo en la Argentina, develando a la vez los imperativos económicos de la expropiación y el negociado de tierras y los fundamentos ideológicos que llevan a la represión de todo aquel a quien se considera un “otro”: “quizás, los indios”, se pregunta Viñas, “¿fueron los desaparecidos de 1879?”. A través de esa suerte de concepción cíclica, cuyos alcances son seductores pero cuyo riesgo es el fatalismo, la historia argentina se configuraría entre un doble genocidio: el de los indios de la campaña militar al desierto y el de los desaparecidos de la dictadura militar. Como si el desierto geográfico hubiera dejado de ser tal sólo para convertirse en un vacío de legitimidad política. Aunque el énfasis cronológico que subyace a la concepción de la historia que sostiene el texto tienda a encontrar lo mismo en lo diferente –ya sea por la vía de la “matriz” o de la “mancha temática”–, el gesto implica algo más que una intervención histórico-cultural: le permite a Viñas continuar y profundizar lo que la crítica ha llamado “franja denuncialista” de la revista Contorno, que en los años 50 lo contó entre sus protagonistas más dinámicos. Más todavía, es esa repolitización de la “conquista del desierto” lo que, en la coyuntura de 1979-82, le da una inesperada actualidad.
Si Indios, ejército y frontera fue un “polémico collage”, como todavía hoy elige caracterizarlo el propio autor, lo fue porque a la versión oficial sin fisuras respondió con un texto construido, en buena medida, con fragmentos del discurso liberal de la época en los que se yuxtaponen la literatura y la correspondencia, la crónica y la ficción, el libro de viajes y el parte de guerra. Y porque en vez de optar por darles la voz a los silenciados –la opción testimonial–, eligió exhumar fragmentos poco o mal leídos de Alsina, Roca, Mansilla, Sarmiento o el perito Moreno. Tan obsesionado como fascinado con ese “burgués conquistador” al que combate, Viñas despedaza el discurso liberal para reordenar sus fragmentos revelando sentidos acallados: lo que los vuelve a juntar, entonces, no es el sostén de una doctrina ni la confianza decimonónica en la función propagandística de la letra, sino el hecho de ser todos momentos textuales que parecen condensar una ideología.
La última edición de Indios, ejército y frontera mantiene el original prácticamente intacto y lleva un prólogo de Horacio González que acompaña sin ambages la propuesta de Viñas. A casi veinticinco años de su aparición, hay que preguntarse qué es, hoy, lo verdaderamente “polémico” del “collage”, cuando la relevancia de Indios, ejército y frontera ya no pasa principalmente por la urgencia de revisar una tradición historiográfica ni por el rescate bibliográfico.
Quizás el carácter polémico del libro radique, hoy, en las continuidades establecidas entre las políticas de Estado y las políticas culturales de los siglos XIX y XX. Esto es: no en la mirada sobre aquello que menos ha variado (el modelo de ejército o el fondo positivista del liberalismo argentino) o sobre la producción literaria decimonónica (relacionada constitutivamente con la política), sino en aquello que queda fuera de esa perspectiva (¿cómo leer, desde ahí, las novelas de la última dictadura por ejemplo?): el debate sobre las identidades, la problemática de lo global o la discusión sobre las fronteras nacionales.
Casi siempre relegado a un segundo lugar por Literatura argentina y realidad política (reeditado con cambios, supresiones y agregados hace pocos años), Indios, ejército y frontera es sin embargo el texto crítico más sólido de Viñas: si su respiración sigue siendo tanto o más “viñesca”, la persuasión no es la del efectismo sino la de una argumentación eficaz, sostenida y creativa.
En tiempos en los que los libros parecen tener una actualidad restringida a los primeros dos o tres meses de su salida a la venta para ser después depreciados en mesas de saldos, en tiempos en los que esa actualidad parece estar dictaminada por las políticas de mercado antes que por la condición de los propios textos, vale la pena destacar la labor que modestamente llevan adelante algunas casas editoriales que apuestan a las reediciones de algunos clásicos de la crítica literaria y cultural.

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Ángel Della Valle. La vuelta del malón (óleo sobre tela, 1892).
 
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