Domingo, 21 de septiembre de 2014 | Hoy
En Fuera de la jaula, su nueva novela, Fernanda García Lao afianza su poética inquietante, donde se unen absurdo y fantástico en un universo con leyes propias. Aquí es la historia de Aurora, una mujer que muere durante un festejo patrio en 1956 y, desde la muerte, se convierte en una conciencia total que sigue viendo, y contando, a su desmesurada familia a través del tiempo.
Por Sebastián Basualdo
“A veces uno cree haber entendido por sí mismo alguna cosa, simplemente porque coincidió en el espacio con un pensamiento ajeno. Entonces, supone que entiende. Que imaginó algo. El mundo ya está inventado. Sólo cambia el punto de vista.” Estas palabras, dichas como al pasar por uno de los personajes de Fuera de la jaula, bien podrían resultar una especie de síntesis del modo en que concibe la literatura Fernanda García Lao. Concepción que lenta, gradualmente, se ha ido constituyendo con la fuerza de una poética desde su novela Muerta de hambre –con la cual obtuvo en 2005 el premio del Fondo Nacional de las Artes– hasta afianzarse definitivamente con La piel dura (2011) y sus cuentos de Cómo usar un cuchillo (2013). Si en sus libros anteriores la escritora mendocina ha demostrado, entre otras cosas, una notable capacidad para dislocar la lógica temporal en sus historias y hacer consciente al realismo de su convención hasta que lo fantástico surja con naturalidad, como consecuencia de un quiebre entre la parodia y la tragedia, en Fuera de la jaula, su última novela, Fernanda García Lao redobla la apuesta haciendo confluir nuevamente el humor en todos sus matices con las leyes del universo onírico, el erotismo al servicio del absurdo y, sobre todo, un trabajo en torno de los personajes estética e ideológicamente cercanos al esperpento de Valle Inclán. “Los alborotos mentales se forman frente a mí como palabras escritas en un espejo humedecido. Veo figuras líquidas en las que me sumerjo”, confiesa Aurora una vez que la maquinaria imaginativa se puso en funcionamiento. Ocurre que Fuera de la jaula comienza con la muerte de Aurora Berro, en 1956, durante un acto conmemorativo de una fecha patria mientras entonaba las estrofas de la Canción a la Bandera. “De algún modo, un elepé se clavó en mi yugular como un bumerán demente. Y no entendí quién o qué me lo había lanzado. Tal vez, la poética sangrienta de la frase se había encarnado en mi cuello.” La muerte de Aurora será el trampolín hacia lo fantástico en el momento exacto en que devenga narradora testigo como una especie no ya de fantasma sino de conciencia totalizadora que puede dar cuenta de la vida de su extraña familia sin ella y, por sobre todo, ahondar en sus secretos. “Una de las pocas cosas que aprecio de mi actual estado es la libertad. La muerte no tiene límites. Comparto los pensamientos del cerebro de cualquiera. Las ideas no se limitan al diámetro de la cabeza, son una mancha amorfa, imprecisa.” Uno de los hallazgos más interesantes que tiene Fuera de la jaula, algo que por otra parte no es nuevo en la autora de Vagabundas, es la manera en que logra que las tramas se abran como un abanico y se desarrollen en varias direcciones simultáneamente, generando giros inesperados, inquietando con una sonrisa cómplice al lector que cree haber encontrado analogías o lecturas alegóricas cuando en realidad apenas hay atisbos o provocaciones de un universo que se nutre de lo real, pero no quiere supeditarse lo más mínimo a sus leyes de verosimilitudes. Así ocurre con Aurora, por ejemplo, cuya vida cambió de repente cuando trabajando en un teatro conoció al Coronel Domingo para luego casarse y soñar con una vida de pequeñaburguesa. Pero éste es el universo de García Lao y no hay posibilidad de pisar firme; apenas comienzan a configurarse las comparaciones, la trama da un giro inesperado y se impone el absurdo con sus dimensiones fantásticas: un hijo bicéfalo que no se soporta a sí mismo y es una especie de víctima de las perversiones de su padre, una mucama disparatada con intenciones oscuras y un coronel retirado que empujado por la viudez y la locura decide construir una mujer artificial para reemplazar a su esposa son algunos de los personajes que lentamente van a comenzar a mostrar hasta el delirio sus excentricidades y miserias, ligados por ocultamientos y deseos inconfesables. “Días sin mí. Ya no me inquieta. Me estoy acostumbrando a la muerte. El Coronel está siempre con Lana. Desde que me vio muerta, se entregó a esa otra sin vida. A Domingo le gusta lo que no existe. La realidad es demasiado rápida.” Dividida en tres períodos históricos como un modo de establecer una genealogía familiar, las distintas voces que integran Fuera de la jaula cobran forma de anotaciones, cartas, diarios íntimos y fragmentos de impresiones, acaso como fotografías de un álbum familiar visto a través de un espejo cóncavo deformante, donde definitivamente no los une el amor sino el espanto.
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