Eu te amo/ Yo también
“En la primera década del siglo xxi, en el hemisferio sur, y en el momento en que la globalización y el neocolonialismo parecen querer borrar las huellas de todo aquello que marque una diferencia, la poesía brasileña y la poesía argentina se encuentran para decir de sí y de lo otro, lo que podría hallarse por fuera de los límites del lenguaje” (Teresa Arijón).
POR BÁRBARA BELLOC
En estos días, los habitantes de las ciudades más populosas de Brasil y la Argentina comparten el raro privilegio de poder encontrar, entre la profusa oferta de las mesas de novedades, dos libros pioneros en un campo que algunos han dado en llamar “traducción cultural”, y que según la vieja escuela es lisa y llanamente literatura extranjera, o bien literatura traducida. Pero no se trata de textos directamente importados desde las casas matrices de las editoriales de nuestra comunidad de lengua, ni de productos culturales planificados según las reglas de la mercadotecnia pensados para cumplir con la cuota de demanda cuasi étnica tan en auge en el viejo mundo de la nueva era.
Lo interesante y original del caso –además de la simultaneidad y la particular bilocación de los lanzamientos– es que se trata de dos volúmenes enteramente producidos in situ y dedicados a presentar y divulgar entre los lectores de todo tipo de la Argentina, Brasil y, a partir de allí, del resto de Latinoamérica, un patrimonio regional hasta el momento reducido a una circulación “entre nos”, “menor” o “exclusiva” –a través de revistas especializadas, dossiers, pequeñas tiradas apenas distribuidas o intercambios personales entre los mismos autores o entre críticos y catedráticos–, lo que convierte a estas publicaciones en un gesto político completamente inédito y en un gesto de autoafirmación marginal que, al costado de los rigurosamente vigilados límites jurisdiccionales de las políticas de los gobiernos en materia cultural, pone en escena el modo en que las literaturas superan y amplían la noción de lo “nacional”, y así escapan al lugar común de la institucionalización y la consagración oficial, y por fin vuelven a lo suyo: el juego de azar que es la busca y el hallazgo de la lectura y, particularmente, la busca de un lector vecino, que habla, lee y vive en otra lengua.
Así, Vinte Ficções Breves/Veinte Ficciones Breves (publicada por la Unesco) y Puentes/Pontes (publicada con el apoyo de las fundaciones Antorchas, de la Argentina, y Vitae, de Brasil) son dos antologías, una de narrativa, la otra de poesía, que a partir de reunir la obra de autores contemporáneos de ambos países promueven la construcción de un posible escenario de cruces, contrastes, convergencias y confrontaciones entre dos literaturas que, más allá de sus rasgos de identidad característicos y contingentes, se disponen a ser transcriptas, traducidas y redescubiertas como necesariamente relativas y dialógicas en el juego de intercambios que es la cultura o, digamos mejor, las culturas de los países del sur de América del Sur. Justamente ahora.
Y no para “trazar un mapa” estratégico que habría de consolidar las tradiciones locales, ni para pasar revista a un probable canon de la periferia. Hoy, y aquí, lo lindero no atenta contra lo liminar, el limo: esa zona tan errática y propicia a los accidentes humanos como fértil por naturaleza. En este sentido, Violeta Weinschelbaum, compiladora y prologuista de Vinte Ficções Breves/Veinte Ficciones Breves, apunta: “El Mercosur podría ser un punto de inicio del proceso de construcción, no sé si de una identidad común, pero sí de una fuerza común. Para eso, es necesario conocerse. En efecto, una de las cosas que me gustaría pensar es que en tiempos en los que un lunático decide bombardear un país para ‘liberarlo de su dictador’ oponiéndose al mundo entero o, por lo menos, a las Naciones Unidas, también es posible unir fuerzas y reconstruir una unidad, dinámica y dialéctica, que constituya verdaderamente (y no sólo teóricamente) otro polo de poder en el mundo”.
A lo que Teresa Arijón, quien ideó y coordinó las tareas de traducción y edición de Puentes/Pontes –y hay que subrayarlo: ésta es la primera antología bilingüe de poesía brasileña y argentina íntegramente realizada por un numeroso grupo de poetas–, anota en su introducción: “Paradójicamente, esta antología comenzó como una variable utópica: pensar a la poesía como ‘puente que une los mundos’. En este caso, esos mundos fueron dos culturas –la argentina y la brasileña– próximas en términos geográficos, históricos y lingüísticos, y sin embargo distantes. Si poesía es, ante todo, riesgo, este libro aventura una hipótesis que puede pecar de ingenua (rasgo que seguramente comparte con otras empresas más radicales): en la primera década del siglo xxi, en el hemisferio sur, y en el momento en que la globalización y el neocolonialismo parecen querer borrar las huellas de todo aquello que marque una diferencia, la poesía brasileña y la poesía argentina se encuentran para decir de sí y de lo otro, lo que podría hallarse por fuera de los límites del lenguaje”. ¿Hay que agregar más?
TRAMA
En definitiva, el asunto es cómo leer a los contemporáneos, aun si varios de los antologados ya no escriben ni publican, y especialmente si de lo que se trata es de leer los efectos de resonancia que los “contemporáneos” siguen generando en esa suerte de mundo paralelo que es la tradición escrituraria de un país próximo, pero no por ello poco desconocido. Al respecto, valga citar las palabras de los antólogos de Puentes/Pontes, Heloisa Buarque de Hollanda y Jorge Monteleone. “En este caso, lo que me atrajo particularmente fue el hecho de trabajar en sintonía con críticos y poetas de una cultura como la argentina, tan semejante a la nuestra como radicalmente distinta. O sea, lo que me atrajo fue la oportunidad de revelar ‘contrastes y enfrentamientos’, y participar en una política de aproximación y divulgación de la poesía del continente. Además de eso, un proyecto como éste trae, de inmediato, la cuestión de la traducción cultural lato sensu, que hoy considero uno de los grandes desafíos sociales que enfrentamos. Desafío que se presenta como un posible elemento diferencial de este nuevo momento en el que el prefijo ‘pos’ parece no mostrar ya la densidad argumentativa que se podía percibir en el heroico compromiso posmoderno, que defendía el derecho a la diferencia y la utopía multiculturalista”, escribe (apostando fuerte) Heloisa.
A su vez, Monteleone suma una perspectiva “generativa” y más vinculada con el acto personal –anónimo– de la lectura que a la confirmación de un catálogo de prestigio: “En esta antología, la percepción de la poesía argentina no es la de una tradición sucesiva en el tiempo, que se desarrolla desde el pasado hacia el presente, ni la de una herencia que se transmite, en la cual cada poeta tiene un lugar fijo y definitivo. Su proceder es inverso: reconoce desde el presente una trama posible, pero no exclusiva; multiplica orígenes inconclusos; se estructura de modo discontinuo; elige una figura constelada en la cual todos los poetas obran de un modo simultáneo como una presencia activa y mutable. De ese modo, los veinte poetas elegidos conforman una trama de lecturas que remite más a su actualidad que a su genealogía”.
En el vasto y rico panorama que plantean estas dos compilaciones a través de sus autores (Caio Fernando Abreu, César Aira, Nélida Piñón, João Gilberto Noll, Tununa Mercado, Olga Savary, Ricardo Piglia y Ana Miranda (entre otros de los narradores que figuran en Vinte Ficções Breves/Veinte Ficciones Breves) y Hugo Padeletti, Ferreira Gullar, Diana Bellessi, Juan Gelman, Ana Cristina César, Arturo Carrera, Armando Freitas Filho, Susana Thénon, Mário Faustino, Héctor Viel Témperley, Angela Melim, María del Carmen Colombo, Haroldo de Campos, Joaquín Gianuzzi, Paulo Henriques Britto, Alejandra Pizarnik, Adélia Prado, Hilda Hilst y Waly Salomão (por citar sólo algunos de los cuarenta poetas reunidos en Puentes/Pontes) se halla la cifra que antólogos, prologuistas y traductores han intentando dar, e incluso cuestionar, con su labor.
¿Cómo dar cuenta, ante el lector extranjero y el compatriota, de la extraña diversidad que encarna la propia literatura? ¿De qué manera ofrecerla a una recepción otra? Y sobre todo, ¿cuáles serán los efectos de redefinir la red de singularidades a partir de la puesta en circulación, en un marco más amplio (es decir, continental y bilingüe), de las formas mutantes de la propia lengua? Las respuestas a estas preguntas están únicamente en los libros mismos y en los hechos, más que en las palabras que los sigan. Casi como hechos de habla, con todo lo que tienen de espontáneo y provisorio, de cosa cierta en su momento, o de “cierta cosa” que, pasado el tiempo, muy probablemente devenga meme, mínimo común múltiplo de lo incongruente, de acuerdo con la teoría de Richard Dawkins. Pero por lo pronto ya se ha dado un primer paso en lo que el poeta argentino Leónidas Lamborghini sintetizó de manera perfecta en el lema: “Asumir la distorsión, asimilarla y devolverla multiplicadamente”. ¿Un nuevo programa de acción para una nueva concepción de la Zona Sudamérica? ¿Leer? Preciso.