POESíA ARGENTINA EN ESCENA
En el ciclo de Poesía Argentina en Escena que se lleva a cabo en el Teatro Nacional Cervantes, los desafíos de cómo armar una antología de la poesía nacional se vuelven más complejos y estimulantes al cruzarse con los problemas propios de la dramaturgia. Este trabajo, llevado a cabo por el Cervantes junto con la Facultad de Filosofía y Letras, propone en el formato de teatro montado, recorrer el amor, la violencia, la guerra, el idioma de los argentinos y otros tópicos tan líricos como ásperos, entre la voz, los gestos y los cuerpos.
› Por Luciana De Mello
Guerra y violencia. Amor. Política. Los idiomas de los argentinos. Paisajes. El trabajo. Ciudades y barrios. Alrededor de estos y otros temas varían las propuestas de doce directores que cada fin de semana, desde el mes de julio, están llevando a escena en la sala Trinidad Guevara del Teatro Nacional Cervantes, el resultado de una relectura de toda la tradición poética argentina. En formato de teatro semimontado, en un trabajo conjunto con la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, el Ciclo Poesía Argentina en Escena contiene, en su origen, un proceso de trabajo novedoso en el que Gabriel Cosoy, curador del ciclo, el licenciado Américo Cristófalo, vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras, Luciana Del Gizzo y Facundo Ruiz, integrantes de su equipo, junto a los directores y actores en escena, proponen una verdadera vuelta de tuerca tanto en el ejercicio de la creación colectiva como en la resignificación de los temas de nuestra poesía nacional. El trabajo de selección de los textos, quizás la tarea más ardua de todas, fue llevada a cabo durante casi un año por Facundo y Luciana, jóvenes doctores que junto a Américo Cristófalo están trabajando en el armado de la antología que resultó de esta experiencia. Así como la última de Monteleone, que se publicó con los doscientos años del Bicentenario en 2010, tienen previsto publicarla el año que viene, como libro de la Facultad, celebrando no sólo el bicentenario de 1816, sino también los ciento veinte años de existencia de la Facultad de Filosofía y Letras.
Entre el teatro local y la poesía hay un antiguo vínculo, cuando se piensa en el surgimiento del teatro en el Río de la Plata, incluso antes de que existiera la noción de patria, lo que se encuentra es el recitado. “Los actores declamaban odas para las autoridades del virreinato. Después vinieron los declamadores, Berta Singerman, los actores del teatro independiente, Héctor Alterio, Rubens Correa, que grababan discos de poesía, payadas. Y luego, más acá, están los espectáculos paródicos de Tortonese, de Urdapilleta, de Batato Barea sobre poesía. Existe, desde el comienzo, un maridazgo entre teatro y poesía, y nos pareció bien hacer un ciclo con el sistema de semimontado y darle cada tema a un director distinto, dentro de los directores que surgen de la escena emergente, para que realizaran una propuesta teatral en base a los textos poéticos”, comenta Cosoy.
¿Cómo surgió la idea de que fuera una antología por temas?
Américo Cristófalo: –Podíamos haber seguido la forma habitual de organización en la tradición argentina que tiene que ver con una distribución cronológica y por autores. Pero de alguna manera, al estar intervenido por la puesta en escena, surgió la posibilidad de hacer una antología que fuera pensada no tanto en términos cronológicos o de historización de las escuelas sino en una distribución nueva que tuviera que ver con el reconocimiento de los temas en la poesía argentina.
Facundo Ruiz: –Si bien existe en otras tradiciones poéticas, acá en Argentina no se ha visto nunca una antología que reuniera varios temas.
¿Cuál fue el criterio para empezar a seleccionar las poesías?
F. R.: –Hubo dos grandes criterios. Por un lado el temático y por otro el escénico. Muchos temas que hoy estamos pensando en incluir en esta antología editada quedaron afuera por cuestiones que tienen que ver con la diagramación de la página o con dibujos, ese fue un primer gran criterio. Después fue un poco leer a mansalva e ir viendo...Porque algo que me parece interesante en la antología temática como la planteaba Américo es que los temas en sí mismos no definían estrictamente el contenido de los poemas. “Amor” no recortaba ni la felicidad ni la tristeza del desamor ni el amor a la patria. Hubo que ir pensando en la lectura, el tema mismo. En ese sentido, en diálogo con Luciana, íbamos desplazando poemas e incluso interviniendo los propios temas. Me acuerdo que uno de los poemas que en algún momento estaba dentro de lo que iba a ser el lunfardo o los idiomas de los argentinos, era un poema que claramente iba a violencia, porque era de género y de una violencia impresionante.
Luciana Del Gizzo: –Lo interesante que permitió el ordenamiento temático fue que la lectura era mucho más horizontal. Cuando uno está haciendo una antología de otro tipo va hacia los criterios más canónicos. Acá daba lo mismo arrancar por Borges o arrancar por un poeta joven, actual. No estábamos buscando “el mejor poema de” o el poema más lindo o más representativo, sino que estábamos leyendo de una manera transversal. Descartábamos cosas que a lo mejor eran valiosas pero que no entraban en el diálogo.
A. C.: –Con respecto a esto hay una primera cuestión que es interesante comentar. En los últimos cincuenta años de teoría literaria, el pensamiento acerca del lenguaje poético venía señalando muy insistentemente que los lenguajes poéticos son los que más cerca están de vencer, por así decir, los sistemas de representación en la lengua. Esto, desde el punto de vista de la antología, plantea un problema: si uno es capaz como lector de reconocer temas, es porque de algún modo algo del sistema de las representaciones –y cuando hablo de representaciones también estoy pensando en la modalidad teatral– está en ejercicio, en movimiento, tiene su fuerza representativa, de significación. Eso me parece que ya planteaba un primer problema, que por otro lado se reproduce o generaliza en muchos otros. Como dicen los compañeros, en cierto grado de arbitrariedad acerca de dónde colocar un poema. Porque el reconocimiento de un tema en relación con un poema es simplemente el reconocimiento de una dominancia o de un rasgo relevante respecto de otros que también quedan convocados en ese mismo poema. Entonces, ahí hay un mecanismo de cierto grado de arbitrariedad inevitable o de manipulación. El lector de algún modo define que esto claramente tiene relación con esto otro. La propia construcción del tema arma un sistema de significación sobre la base de un recorte que vos previamente hiciste.
F. R.: –Lo que me pareció más interesante en la antología y lo que vemos hoy que ocurre en las distintas puestas que hubo hasta ahora, es que se van terminando de definir en la comunicación entre ellos. Es decir, un poema en sí mismo no basta. Es el conjunto, o las representaciones tal como están armadas, las que le dan sentido. Hay un núcleo de figuras existenciales, otro es Amor, y uno tranquilamente podría decir que el amor es una de las figuras existenciales.
A. C.: –Cuando fuimos definiendo los temas intervino, aunque no lo quisiéramos explícitamente, un cierto registro de lecturas de la poesía argentina obviamente ya previo. Y una cierta evocación de algunas insistencias de la poesía argentina sobre algunos temas más o menos evidentes. Si uno pensaba que lo que quería hacer era un recorrido que fuera desde el siglo XIX hasta los días de hoy, violencia o guerra iban a estar presentes. Es un tema que recorre efectivamente buena parte de la tradición. O la ciudad, que es también un gran tema que está en toda la literatura argentina pero que también, y muy particularmente, en algunas imágenes y fórmulas de la tradición poética. Entonces, la definición de los temas tuvo que ver con una construcción colectiva y con las resonancias de ya viejas lecturas de la tradición poética nacional.
Y por otro lado el sentido de la representación, el cuerpo en la palabra...
Gabriel Cosoy: –Ahí había un gran desafío, y lo hay siempre. Porque el teatro es carnal: el actor pesa ochenta y pico de kilos, mide tanto, tiene un tono de voz, un color de pelo... y la poesía es la antítesis de eso. Entonces esa fricción produce un tercer lenguaje, por llamarlo de alguna manera. Y lo atractivo que brinda la poesía como también algunas dramaturgias muy elaboradas, es que desde el punto de vista de la dramaturgia, la poesía es un texto agujereado. Es en esos agujeros que aparece el cuerpo y se va fundiendo con la palabra.
L. D. G.: –Para nuestro trabajo, permanentemente textual, encontrar el cuerpo en ese texto fue como una nueva lectura y por otro lado, el tema de las series que arman los poemas generan también una nueva interpretación de los temas. Y esa es la intervención de los directores.
G. C.: –En el teatro, el gran riesgo cuando abordás la poesía es la solemnidad. La consigna que se les planteó a los directores era que ellos a su vez podían hacer una selección sobre la antología presentada, porque era muchísimo, y ellos terminaron haciendo un recorte desde la mirada del escenario, desde lo teatral, por llamarlo de alguna manera. Y en ese sentido, generaron un recorrido caprichoso donde la poesía, sin embargo, está presente. Y este tipo de experiencia en un teatro cuyo edificio es tan tradicional –y que invoca al teatro de los ademanes– es muy importante para nosotros porque por un lado, al público tradicional le estamos proponiendo algo que le cause algún tipo de modificación, de revolución y, por otro lado, es incorporar otras corrientes de público al teatro que le tiene idea a ese edificio tan grandote y tan solemne.
L. D. G.: –Algo importante para señalar es que este trabajo lo hizo la Universidad de Buenos Aires con el Cervantes. No pensamos en una antología para que leyeran sólo los estudiantes de Letras. Y en este sentido, tiene dos características que son importantes de resaltar. Por un lado es una antología federal: no sólo tiene autores de toda la historia poética sino de todas las provincias y, hasta donde nos dio el alma, tiene todo lo que pudimos recuperar de esos matices. Y por otro lado tiene en cuenta a este tipo de público probable de las escuelas que mediante el programa “El Cervantes va a la escuela y la escuela va al Cervantes” podía llegar a iniciarse en la poesía o a conocerla a través de la lectura de estos temas. Por eso nos interesaba que fueran temas aparentemente tan claros más allá de todo su desarrollo: trabajo, amor, guerra. Sería una manera de entrarle fácilmente a la lectura.
A. C.: –Me parece que lo que surge de lo que se hizo y de lo que queda por hacer, es esta dimensión de carácter colectivo del trabajo. Es un gran trabajo en ese sentido, de reunión de muy diversos problemas. Desde el modo en el que leemos la tradición poética argentina, las modalidades posibles de representación, las modalidades actorales. La construcción de una antología que en sí misma ya es un problema: cómo seleccionás, cómo ponés, cómo sacás. Hay un conjunto de intervenciones que hablan de un gran trabajo colectivo. El hecho de que el Teatro Nacional Cervantes y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, dos instituciones públicas, hayan encarado esta tarea de manera común y con un sistema de colaboración muy pero muy fuerte, es un dato a destacar. Sobre todo porque estamos en un momento que se define muy claramente por trabajos, impulsos, de recuperación de las instituciones públicas.
El Ciclo Poesía Argentina en Escena se lleva cabo en la sala Trinidad Guevara del Teatro Nacional Cervantes durante los días viernes y sábados a las 20 hs. y los domingos a las 19.30 hs. hasta el domingo 4 de octubre. Con entrada libre y gratuita.
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