RESEñA
La revolución como sueño eterno
La eternidad por los astros
Auguste Blanqui
trad. Margarita Martínez
Colihue
Buenos Aires, 2002
206 págs.
por Daniel Mundo
Los mundos históricos y su cultura política, como los infinitos universos por donde giran los planetas, conocen momentos de crecimiento y expansión, de estabilidad, de decadencia y aniquilación. Las obras que testifican la existencia de ese mundo desaparecido suelen hablar en un idioma que hay que descifrar como si se tratara de una lengua muerta. Gran parte de la obra reflexiva y apasionadamente revolucionaria del siglo XIX corrió esta suerte. Hoy, sus restos llegan a nosotros como tesoros que el océano de la historia devuelve, y que nosotros archivamos, documentamos, sin saber muy bien qué hacer con ellos. La eternidad por los astros, el libro de Auguste Blanqui, es una joya que muestra la envergadura de este naufragio.
Al libro de Blanqui lo antecede un ensayo de Jacques Rancière, y lo suceden un breve escrito de Christian Ferrer, junto con notas sueltas de Walter Benjamin, inéditas en español, en las que aparece el nombre de Blanqui o su teoría prenietzscheana del Eterno Retorno. El descubrimiento tardío que hace Benjamin de Blanqui muestra la fecundidad de su obra, y señala también que hasta hace relativamente poco tiempo era pensable incidir sobre la realidad a partir de ella. Hoy, la relación que se mantiene con ese legado es la de un anticuario cuidadoso que sabe el valor de lo que manipula, pero que es incapaz de reanimar su espíritu revolucionario.
Esto no significa que no pueda dársele el sentido político que la obra porta. La eternidad ya no es leída como una obra de evasión. El libro sostiene algo simple pero difícil de asumir: todo es finito, el hombre, las épocas históricas, el universo. El universo ordenado sistemáticamente en el que vive la humanidad puede explotar. El cometa, ese ente materialmente distinto a cualquier otro, que deambula por el universo como un vagabundo, tiene la capacidad de hacer estallar la serie de lo conocido. Todo es posible, hasta lo inimaginable. Blanqui fue de aquellos que no soportan ninguna sumisión.
Leer en la actualidad a Blanqui es como emprender un viaje de exploración a una tierra olvidada. Su obra, como un fantasma desclasado, ilumina lo que se perdió.