Para quienes hacen Radarlibros (y, por lo tanto, para el suplemento mismo) fue un año fecundísimo. Vaya aquí la lista de los libros publicados por quienes intervienen semanalmente en la abigarrada selva de los libros. Rodrigo Fresán publicó Jardines de Kensington y la novela amenaza convertirse en un suceso internacional. Habrá que esperar a abril para leerla en Argentina. Alan Pauls ganó el Premio Jorge Herralde de Novela por su cuarto opus, El pasado, cuyas más de quinientas páginas llegaron muy sobre el filo del año, lo que vuelve todavía más significativas las adhesiones recibidas. Habrá que incluirlo en la encuesta el año próximo. Guillermo Saccomanno publicó La lengua del malón y Claudio Zeiger vio en librerías la reedición de su admirable primer libro de ficción, Nombre de guerra.
Hace mucho que no colaboran en Radarlibros, pero Héctor Libertella y Luis Gusmán son parte de este suplemento. La librería argentina, del primero, y la reedición aniversario de El frasquito merecen, por lo tanto, ser mencionados en estas líneas. Daniel Link publicó una colección de ensayos, Cómo se lee y otras intervenciones críticas y prologó la tercera edición de El juego de los cautos. Beatriz Sarlo obtuvo una enorme repercusión con La pasión y la excepción, Rubén Ríos publicó dos libros: La conspiración hacker y Stephen Hawkins y el destino del universo y Daniel Mundo una lectura de Hannah Arendt, Crítica apasionada. Santiago Rial Ungaro comentó con reverencia e ironía la obra de Paul Virilio en Paul Virilio y los límites de la velocidad y Paula Croci presentó (junto con Mauricio Kogan) Lesa humanidad. El nazismo en el cine y Andi Nachon renovó su estilo poético con Goa. Rafael Cippolini, nuestro corresponsal en el universo patafísico, presentó su edición de Manifiestos argentinos. 1900-2000 y María Moreno nos regaló a comienzos de este año El fin del sexo y otras mentiras, tal vez su mejor compilación de ensayos hasta el momento. A todos ellos, claro, nuestro agradecimiento.