Dom 28.03.2004
libros

Este sí

Escribir (literatura) es siempre reescribir, tachar y volver a escribir. Tanto los propios textos como aquellos que se reconocen (o no) como antecedentes. Marcas, señales, influencias, ideales, referentes ineludibles. Esteban Moore (Palermo, 1952) hace del precepto, canon y adopta una frase, un verso, un retazo tomado de algún otro poeta a fin de picar en esa línea al modo del atleta de los saltos ornamentales que toma impulso en la réplica que le ofrece la tabla del trampolín. En Partes mínimas (Papeltinta, Buenos Aires, 2003) toma treinta y cinco porciones líricas de distintos conglomerados estilísticos que, en su secuencia, van formando conjuntos. Shakespeare se aúna a Tennyson del mismo modo que Góngora, Quevedo y Santa Teresa de Jesús o Wilcock, Ferlinghetti, Borges y Cernuda forman equipo, adrede o no, a la manera de Yeats, Girri, Kerouac, Ezra Pound, Allen Ginsberg y Tu Fu, tantos otros.
Arbitrariedad de la lírica, capricho de las palabras, algarabía del lenguaje, la poesía de Moore deja por un momento de lado el encolumnamiento y traza escenas potentes de tan mínimas. Juega con las nopalabras (barras, guiones) haciéndoles decir aspiraciones en el lugar de las pausas, cortes en el correr de las miradas. Así, toma “shadows in glass” de Ezra Pound y a partir de allí, compone:

las sombras de la luz –se detienen un
instante –sobre
los trozos de cristal–/ los restos de lo que
fue un vaso
o el culo –de esa botella rota/ consistiendo
que tu ojo
presienta –la variedad de formas que los
p-e––da
z-o-s de vidrio representan

Si en la primera parte recurre a frases prestadas a fin de construir escenas, en Hoja de Ruta, la segunda sección, construye brevísimos relatos poetizados en una atmósfera que si fuera sajona sonaría beatnik y siendo rioplatense celebra lejanías. Todo para imprimir un giro alla Möbius y cerrar con sendas “versiones” de Dylan Thomas, Gary Snyder, John F. Dane, Craig Czury y Patrick Pearse. Como en relación a este último, Moore boceta el camino circular:


Yo soy Irlanda

Yo soy Irlanda:
Soy más vieja que la anciana de Beare.

Grande es mi gloria:
Yo fui quien parió a Cuchulainn el valiente.

Grande es mi vergüenza:
Mis propios hijos vendieron a su madre.

Yo soy Irlanda:
Estoy más sola que la anciana de Beare.

J.P.

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