Dom 14.12.2003
libros

EL EXTRANJERO

Achille Pie Veloce

Stefano Benni

Feltrinelli
Milán, 2003
232 págs.

Desde hace dos décadas, la literatura fantástica italiana lleva con orgullo un nombre y un apellido propios: Stefano Benni –narrador, dramaturgo, cineasta– es el referente obligado y feliz para quienes aún se aventuran en la lectura de mundos imaginarios; su obra, un notable campo de pruebas para quienes la lectura todavía configura una experiencia de vida ineludible, y el prisma en blanco y negro que acecha, sin treguas, el mundo de lo real. El mismo Benni, asiduo crítico de la política de su país, declaró al respecto, con afán humanista y espíritu bélico, que cuenta entre sus enemigos personales al “Premier Mentiroso Incapaz y Fascista que se jacta de no leer una novela desde hace veinte años. Uno es libre de no leer –concedió Benni–, pero no de reivindicarlo. Si lo hacés, quiere decir que le tenés miedo a los libros, a su complejidad y libertad”.
Nacido en Bolonia en 1947, Benni irrumpió en la escena local a mediados de los setenta con los cuentos de Bar Sport, y forjó un círculo de lectores incondicionales ya con la publicación de Terra! (1983), una fantasía futurística que revisitaba con ironía la larga tradición apocalíptica del imaginario occidental. Cultor de un humor corrosivo y de una escritura alambicada, “Lupo” (lobo), como lo apodan desde su infancia, acaba de publicar su última novela, Achille piè veloce.
El joven Ulisse, autor de una sola obra de escasa repercusión, atraviesa una crisis. Trabaja como lector en una pequeña editorial que, siguiendo los mandatos del mercado, pretende salvarse de la quiebra con la edición de una antología de escritores obesos. En su defecto, deberá anexarse al multimedios regido por el Duce, amo y señor de una nación al borde del suicidio colectivo. Acosado por la sequía creativa, por las tentaciones de la carne y los reclamos de exclusividad de Pilar, su novia latinoamericana sin permiso de residencia, Ulisse dedica sus días a examinar manuscritos ilegibles. Los diversos responsables de esas páginas no se resignan a la condición de inéditos, y le reclaman a Ulisse el derecho universal a sus quince minutos de fama impresa. Entre ellos despunta Achille, un adolescente deforme, moribundo y parapléjico que vive recluido en la oscuridad de su cuarto, adosado al teclado de su computadora. La amistad iniciática entre ambos personajes desanudará la maraña de ansias literarias y amorosas que los paraliza, y a su vez disipará la separación neta entre arte y vida, experiencia y virtualidad, que distinguía emblemáticamente sus temperamentos. Por supuesto, de un romántico enfermo terminal sólo cabe esperar un don, y éste no se hará esperar: un libro excelso que a pedido del magnánimo tullido firmará Ulisse, siempre hábil a la hora de disfrazar nombres.
Con descripciones zumbonas y una mezcla de registros tan desbordante como atinada, Benni apela a la épica homérica para erigir una sátira sobre el mundo contemporáneo. Una fábula incisiva e hiperbólica en la que los enclenques paladines de hoy siguen librando su batalla moral a través de la palabra.

Max Gurian

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