Domingo, 4 de diciembre de 2005 | Hoy
NOTICIAS DEL MUNDO
La inauguración de la XIX Feria Internacional del Libro de Guadalajara, además de contar con ilustres invitados como Toni Morrison, Martin Amis, Rosa Montero y Arturo Pérez Reverte, se vio sacudida por una decisión que no estaba en los planes de nadie. Los herederos de Juan Rulfo pidieron que se retirara el apellido del autor de Pedro Páramo al galardón que lleva su nombre y que se otorga desde hace 15 años durante el día de apertura de la feria. Clara Aparicio, la viuda del escritor, y sus hijos Juan Francisco, Clara Berenice, Juan Pablo y Juan Carlos denunciaron que el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo “se ha convertido en un botín de grupúsculos”. Algunos atribuyen esa decisión (que tuvo el efecto de un baldazo de agua) a las declaraciones que hizo en agosto Tomás Segovia, quien habría llamado “ignorante” a Rulfo, lo cual no significó ningún impedimento para que se hiciera con la XV edición del Premio. El presidente de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Raúl Padilla López, dio a entender que se tomarán en cuenta los argumentos de los herederos de Rulfo, aunque descartó cambiarle el nombre al premio porque está protegido por ley.
Un diario con las acaloradas revelaciones y consejos de una ex prostituta brasileña de 21 años, que abandonó el oficio hace sólo un mes, es la mayor sensación en las librerías del país de la alegría y ha convertido a la novel escritora en una celebridad. El dulce veneno del escorpión, escrito por Bruna Surfistinha (seudónimo de Raquel Pacheco), una morena de curvas generosas que trabajó casi tres años como prostituta, agotó en apenas dos semanas su primera edición de 10.000 ejemplares. En las 172 páginas del libro, publicado por la editorial Panda Books, la autora señala que en materia sexual ya pasó por todas las experiencias posibles y cuenta con todo detalle algunas de sus relaciones con hombres, mujeres y parejas, e incluso relata una orgía en la que estuvo con ocho hombres. “Cuando se me metió en la cabeza que la opción más fácil que tenía para sostenerme cuando saliera de la casa de mis padres sería hacer servicios sexuales, pensé: ya que voy a ser prostituta, no quiero ser una cualquiera”, escribió la ahora escritora en su blog, al que diariamente acuden 15.000 visitas. Según Bruna, durante el tiempo que practicó la prostitución, hizo más de mil servicios. “Coitos enloquecedores, orgías, muchos hombres y mujeres diferentes por día, noches casi sin fin. Lo que puede ser excitante para muchas chicas en la efervescencia de los veinte años, para mí es rutina”, reflexionó la autora.
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