Domingo, 8 de mayo de 2011 | Hoy
NOTICIAS DEL MUNDO
Es probable que algunas de las frases geniales de El retrato de Dorian Gray se burlen de la misma censura a la que se vio sometida la novela. Durante al menos 120 años, los lectores de Oscar Wilde leímos en verdad una versión amputada de la obra, ya que la censura victoriana obligó al autor a modificarla ante los ataques que la calificaban de vulgar, sucia y vergonzosa. En estos días sale a la venta una edición de Harvard titulada El retrato de Dorian Gray: una edición comentada y sin censura, que incluye todos los pasajes tachados. La novela vio la luz originalmente en la revista literaria Lippincott’s monthly en 1890, después de que su editor Sotddart recortara el material que hacía explícita la homosexualidad del artista Basil Hallward, dando rienda suelta, además, a temas prohibidos como la decadencia de la sociedad victoriana o la promiscuidad de esos años. En esta flamante edición, el lector podrá no sólo acceder a todos los fragmentos inéditos, sino enterarse también de las razones por las que Wilde obedeció a una censura que incluso se profundizó para la edición de la novela en formato libro del año 1891.
Cuando Gabriel García Márquez viajó a China en 1990 no se enfureció por el smog, el tránsito ni por no entender el idioma hablado en ese país. Se enfureció al darse cuenta de que, durante décadas, venían circulando en esos lares del mundo ediciones piratas de su más célebre novela, Cien años de soledad. Veinte años después, la sucursal china de la editorial Thinkingdom House obtuvo los derechos de publicación del libro por nada menos que un millón de dólares. El sello ganó una subasta y prepara ahora la primera edición legal de la novela más famosa de Hispanoamérica.
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