Dom 21.12.2003
libros

Digitocultura

por D. L.

Si Kill Bill, la inteligentísima cuarta película de Tarantino (la más literaria de todas), corta el aliento, es entre otras cosas, por su carácter de Gesamkunstwerk, o sea, obra de arte total. Más allá de la película en sí, pero formando parte del mismo fenómeno, está la banda de sonido, cosa que Tarantino había explotado ya en Pulp Fiction. Kill Bill va mucho más allá y se podría decir que sigue en Internet: el flash y los wallpapers de la película (que pueden verse en www.kill-bill.com) no la repiten, ni la resumen, ni la anticipan, más bien la completan.
Después de ver el flash de Kill Bill se entiende mejor lo que la película de Tarantino hace en el universo del cine y, más en general, del arte. Forma parte de su aparato promocional, naturalmente, pero es algo así como El tiempo recobrado en relación con En busca del tiempo perdido: un making off, pero también un manual de instrucciones, una escena de lectura.
Del mismo modo, Punto de Vista también tiene en Internet un sitio que no la repite, ni la resume, ni la anticipa, sino que más bien la completa. Hoy, hay que decir, Punto de Vista como proyecto de intervención cultural se completa en Internet, en su sitio Bazar Americano. Adrián Gorelik –junto con Beatriz Sarlo, el más comprometido de los miembros del actual consejo de dirección con el funcionamiento del sitio en Internet— explica cómo Bazar Americano lleva más lejos las preocupaciones de Punto de Vista: “La revista es leída en Latinoamérica, pero no tanto como en Internet, que multiplica de un modo realmente cuantitativo, y por lo tanto también cualitativo, esa cantidad. Permanentemente están pidiendo artículos: sacan, ponen, levantan, mandan, de un modo que la revista no puede sostener, digamos, por razones obvias, materiales, ¿no? Yo creo que se latinoamericanizó mucho la revista, que ya tenía un público latinoamericano, que tenía interlocutores latinoamericanos, pero se latinoamericanizó muchísmo más con Bazar Americano”.
Gorelik reconoce que Bazar Americano forma parte del aparato promocional de Punto de Vista (“Llegan todo el tiempo lectores que se suscriben a la revista después de haber leído Bazar Americano, que piden la revista, que piden números viejos, que piden colecciones de la revista, etc.”), pero, mucho más centralmente, un campo de experimentación: “Yo empezaría a decir que lo primero que implicó Bazar Americano fue una ampliación de círculos de protagonistas de las iniciativas culturales que nos interesan en la revista, y además un campo de experimentación, digamos, más abierto, más flexible, más plural que el que permite una revista de 48 páginas que sale 3 veces por año y que tiene un formato, digamos, muy establecido. Entonces, me parece que Bazar americano ha demostrado ser una apertura. Y me parece que nos ha dado buenas respuestas en ese sentido, porque se ha ido incorporando gente muy activa, muy productiva, que a la revista directamente le hubiese sido muy difícil incorporar, ¿no?”.
A tal punto es así, que el último número de Punto de Vista, que dedica su intervención central a analizar la “operación Kuitka”, incluye un artículo que Beatriz Sarlo había publicado previamente en Bazar Americano. Pero no sólo eso, dice Sarlo: “El reportaje a Daniel García Helder (que es el primer reportaje a la única persona en el mundo a la que nunca le habían hecho hasta ahora un reportaje) es una `producción de Bazar Americano’, para decirlo como se estila. Osvaldo Aguirre comienza en este número su sección fija de reportajes en Bazar Americano con una entrevista a García Helder. Se arma el sistema de presión para sacar ese reportaje y para armarlo, y además, sale en Punto de Vista una parte. En Bazar Americano va a salir entero, bueno, como te permite internet, infinito...O sea que, de hecho, ya, uno puede ver una transformación. Claro, uno siempre mira la propia revista bajo mirada microscópica, pero justamente por eso yo digo: bueno, acá esto que aparece en Punto de Vista es ya Bazar Americano puro, salió de Bazar Americano. Básicamente la relación es ésa”.
Lo dicho: cuando una revista (una película, un libro, lo que sea) conecta con un nuevo estado de la técnica, todas las relaciones se modifican. Bazar Americano no es una versión, resumida o acumulada de Punto de Vista (para eso está el CD Rom, ver aparte). Es, en todo caso, esa otra cosa nueva que todavía no sabemos cómo definir bien. Si en sus inicios, Punto de Vista fue lanzada como una manera de resguardar lo que se pudiera de los apetitos genocidas de la dictadura, hoy, cuando su historia es también la historia de la democracia argentina, la revista decide refundarse en una fuga hacia lo desconocido y hacia adelante.
Como Kill Bill, que en Internet es la misma y es otra. O, como dice Beatriz Sarlo: “El futuro de esta revista está en el campo intelectual, no está ni en los medios ni en la academia. Aunque pueda apoyarse en la presencia en los medios que tengan nuestros integrantes o pueda apoyarse en el conocimiento que se genera en el campo académico, el futuro está puesto ahí, en ese espacio que es un espacio virtual, que hay que crear al mismo tiempo que se ocupa. No es que estécreado y se ocupa, sino que es un espacio que hay que crear al mismo tiempo que uno ocupa”.

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