De la pared al suelo
Vanina Mizrahi atendió el llamado de su tradición familiar y pasó a ser una pintora que diseña alfombras.
Por Luján Cambariere
Vanina Mizrahi pertenece a una cuarta generación de productores textiles, aunque llegó a la veta familiar por otros cauces. Se inició en la pintura e historia del arte con artistas argentinos de renombre (Gorriarena, entre otros) y en eso andaba hasta que un encargo especial de una amiga decoradora la hizo bajar sus diseños de la pared al piso. “Fue todo un desafío, que no sólo llevó mis colores vibrantes a una alfombra, sino que me abrió el juego a un nuevo mundo: el de las manufacturas de alfombras”, detalla Mizrahi.
Fue así como a partir de 1994 se vio envuelta en tejidos, tinturas y lanas. Tenía claro que quería hacer productos de alta calidad de pura lana con pigmentos naturales, donde la forma, el color y el diseño fueran los grandes protagonistas. Hoy, sus distintas líneas y motivos de rulo o pelo cortado en distintas alturas y tamaños (de dos por dos metros, dos por tres o dos por cuatro) son requeridos a la hora de sumar valor agregado a una ambientación. Y Mizrahi apuesta a conquistar el mercado internacional: sus alfombras ya están presentes en el local Totem de Nueva York y va por más.
Sus creaciones están estrechamente vinculadas con las necesidades del diseño de interiores debido a un contacto personal y directo con los profesionales del sector. Pero sobre todo con su propia inspiración y aspiraciones artísticas. Desde que empezó juega con colores saturados y formas contemporáneas, que ella misma recrea y que devienen en distintas líneas con nombre propio: la pictórica (inspirada en sus cuadros), la lúdica (suma de corazones, flores, rayuelas y tatetíes), la retro de juegos geométricos y la vector, a rayas, una de las preferidas de los arquitectos. Para cada una, la mecánica de trabajo es la misma.
Primero dibuja a mano los diseños que la inspiran (pueden ser desde trazos con movimiento, figuras geométricas o motivos que rescata de una lámpara o vestido que vio en una película). De ahí, baja el diseño a la computadora, selecciona la paleta de colores, juega, prueba, elige y una vez definida la composición, a manufactura. “Me gustan mucho los muebles art déco y los de los años 70. De ahí que muchas de mis alfombras estén en sintonía con estos estilos. Aunque también me permito jugarme por un encargo especial –un pintor que quería ver plasmada su obra en mis alfombras– o diseños más infantiles. Cuando una alfombra es creada por un artista embellece la decoración”, remata una de las pioneras en procurarles un rol protagónico.
Vanina Mizrahi: www.vaninamizrahi.com,
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