El estudio de Jacques Richter e Ignacio Dahl Rocha abre un despacho en Buenos Aires, lo que inicia una nueva instancia en la interesante carrera de estos arquitectos argentinos que trabajan en Suiza. Esta vuelta se viene dando en forma paulatina desde hace unos años con las visitas de Dahl Rocha a la Universidad Di Tella y su participación en el posgrado como profesor invitado, y dando charlas en el CPAU y en la SCA. Se reforzó con el Premio Bienal CPAU-SCA en la categoría "obras construidas por arquitectos argentinos en el exterior", otorgado dos meses atrás en el Centro de la Cooperación de la avenida Corrientes.

Este equipo es el resultado de la sociedad de dos compañeros de facultad que cursaron en Buenos Aires y luego decidieron seguir sus carreras en Suiza. Con la presentación de un libro monográfico de su trabajo traído desde Suiza, se muestra de forma estupenda su obra en Europa. Es la historia de una sociedad de arquitectos que viene trabajando muy bien en la ciudad de Lausana desde principios de los ‘90, básicamente en cuarenta proyectos de los cuales diez fueron el resultado de concursos ganados. El resto de las obras surgieron de encargos de corporaciones, desarrolladores inmobiliarios, entidades gubernamentales, instituciones bancarias, compañías de seguros, escuelas y unos pocos clientes privados.

Si bien en el libro no figuran sus primeros trabajos en San Isidro de arquitectura ladrillera, se reflejan las intervenciones suizas como la ampliación de La Prarie Clinic, un centro de salud sobre las márgenes del Lago Lehman a la altura de Clarens-Montreaux, en la que se destaca la perfecta adaptación de la obra nueva a la existente, rescatándose la tranquilidad que trae al conjunto la generación de un edificio semienterrado, con verde en su azotea, que se lleva perfectamente bien tanto con el edificio existente como con sus vecinos de techos de tejas coloradas.

La sensación que deja la publicación al ver pasar las fotos de las obras ya construidas es que se trata de la labor de un grupo de profesionales maduros, en la cual el trabajo de proyectar está absolutamente ligado a la tarea posterior del hacer y la del verificar que todo lo proyectado se materializa con un rigor y un grado de aproximación a los detalles remarcables.

Su arquitectura refleja un interés tanto en la relación con el territorio y la ciudad como con el diseño de los espacios interiores de sus obras.

La fábrica Nestlé en Vevey les permitió también diseñar edificios de mucha calidad tanto arquitectónica como gráfica-visual en la que las marcas de la empresa se transforman en iconos que ayudan a generar identidad en las arquitecturas proyectadas. Sorprende también la constante búsqueda en los espacios exteriores generados en los conjuntos de viviendas.

Es de esperar que las futuras intervenciones en nuestro país tengan el mismo rigor y calidad que sus predecesoras europeas.