Sábado, 2 de junio de 2007 | Hoy
NOTA DE TAPA
En mayo, Easy Barracas fue escenario de otro Satorilab *, el taller de diseño experimental que usa descartes del laboratorio Natura para trabajar con lo desechado. El trabajo será mostrado en julio en el Malba Niños. Una reflexión sobre el experimento y la cultura de la producción.
El martes se celebra el Día Mundial del Ambiente, más que un festejo, una señal de alerta. Deshielo de los casquetes polares, crecimiento del agujero de ozono y la polución, escasez de agua y un planeta saturado de basura. Temas tan complejos, acuciantes y aparentemente inabarcables, que ayudan paradójicamente a desentendernos. Tan es así que cuando se propone tratarlos desde una disciplina como el diseño, muchos subestiman la apuesta. Aun cuando en su génesis, básicamente como hacedores de nuevos objetos, el accionar de estos profesionales afecta directamente al planeta.
Ya alertaba de un modo concreto a principios de los ‘90 uno de los pocos pensadores que tiene el diseño, el profesor del Politécnico de Milán y autor de numerosos ensayos Ezio Manzini. En la introducción a su libro Artefactos, Hacia una nueva ecología del ambiente artificial, se preguntaba cómo era posible que se hablase cada vez más de “superficialización” de la experiencia, de pérdida de espesor físico (miniaturización) y cultural de los objetos, de reducción de la materia en pro de la información y, sin embargo, el mundo resultase cada vez más saturado de cosas, más cargado de todo tipo de desechos. Y enseguida iba a la carga de quienes consideraba no responsables pero sí actores cruciales de esta sociedad voraz, siempre ávida de devorar cada vez más y más rápido no importa qué ni para qué. Total hay tendencias, modas, estilos, tras los que solemos correr sin saber muy bien por qué. “Si es cierto que la gravedad de la problemática ambiental es ya demasiado evidente, así como el carácter limitado de la biosfera, nos debería llevar a un profundo cambio de nuestra cultura del proyecto, del producir y del consumir. Y ese cambio necesario sólo puede partir del mundo tal y como es hoy en día, en toda su extensa, profunda e irreversible artificialidad. Por eso hoy estamos obligados a repensar los parámetros de la llamada cultura del proyecto. A buscar una nueva cultura industrial capaz de afrontar estas complejidades”, señalaba.
¿Dedo acusador? Para nada. Manzini aclaraba que lo suyo era un mensaje sumamente esperanzador para la disciplina, por eso se dirigía, sobre todo, a los más jóvenes. “Deseo transmitirles la idea de que queda mucho por hacer. Que su energía y creatividad pueden encontrar campos de aplicación más amplios y más dotados de sentido. Al mundo de la producción, que es urgente se haga cargo de los problemas culturales y ambientales derivados de su actividad. Y a todos nosotros, la necesidad de fundar una cultura del proyecto que cree objetos de los desechos y sujetos de la muchedumbre”, remataba.
De algún modo, esto es lo que plantea Satori, dupla formada por el diseñador industrial Alejandro Sarmiento, pionero en nuestro país y referente internacional en temas relacionados al diseño y sus re (reuso, reciclaje, remade) y nuestra columnista en temas de diseño, la periodista Luján Cambariere, desde diversos frentes que mixturados generan una experiencia inédita. Trabajo colectivo con estudiantes de todas las carreras de diseño (industrial, gráfico, textil, indumentaria, imagen y sonido y arquitectura; algunos llegaron especialmente desde distintas ciudades –Chaco, Córdoba, Mar del Plata– y también, y como en el anterior, hubo estudiantes de Colombia, México y Bolivia).
Manipulación de descartes industriales. La basura más silenciosa, esa de la que pocos hablan y muchos ocultan. El secreto más oscuro y bochornoso de toda producción. Una vez más Natura, empresa de cosmética líder en el mundo, apoya y se involucra de forma contundentemente en la iniciativa nada menos que cediendo sus descartes para ser manipulados, observados, evidenciados, reflexionados, por las nuevas generaciones de profesionales. Y en función de ellos, abordar un nuevo tema que son todos los temas, porque son cuestiones crucibles que nos conmueven y hermanan con todos los seres humanos, aportando nuevas visiones que actúen como generadores de pensamiento. Si en octubre del 2006 el foco fue el amor y cómo los vínculos humanos eran afectados justamente por el consumo y las nuevas tecnologías, hoy, convocados por el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) el tema es el juego en la niñez. Los resultados –juegos y juguetes– que se expondrán en julio en la muestra Malba Niños.
¿Antidiseño industrial? “Diseño consciente. La posibilidad de que en una edad única, en el despertar a la disciplina, donde todo comienza, se tome contacto y piensen cuestiones fundamentales que harán al posterior desempeño de la profesión. Creatividad, recursos, tecnologías”, comenta la dupla. Usina de trabajo potente y de algún modo abierta al público en general, ya que los cincuenta estudiantes trabajaron, jugaron, reflexionaron de forma mancomunada y colectiva durante todo el mes de mayo en un espacio cedido por el Easy en su local de Barracas, frente a la mirada de cientos de visitantes que admiraban la metáfora: un grupo enorme de jóvenes sacando bellos objetos de desechos.
O dando una segunda vida u oportunidad a cierta materia prima de nuestro tiempo que pocos ven o quieren ver. Sobre todo porque, como afirma el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, donde hay diseño, hay residuos. “En nuestros tiempos, el residuo es, a la vez, el problema más angustioso y el secreto mejor guardado. De las fábricas parten a diario dos tipos de camiones: uno se dirige a los almacenes y el otro a los basurales. El cuento con el que hemos crecido nos ha adiestrado para advertir (contar, valorar, preocuparnos por) tan sólo el primero tipo de camiones”, sostiene Bauman. Y es absolutamente cierto, ya que son sólo algunos sectores industriales donde se está dando la recogida y posterior valorización de sus propios productos. Lamentablemente son pocos los que se preocupan por cerrar el círculo de sus propias actividades, básicamente haciéndose cargo de recoger sus productos al final de su ciclo de vida. O como es el caso de Natura, creando packaging en base a materiales reciclados, funcionales envases con sistemas de recargas (refills) hasta para sus maquillajes –bases, sombras y labiales con recarga– y midiendo el consumo de agua y energía por unidad vendida y la menor generación de residuos por cada una. ¿Y cuál sería la ventaja de trabajar con descartes para el diseñador? “La idea de trabajar con desechos viene de entenderlos como una materia prima gratis. Y muchas veces, procesos tecnológicos resueltos. Si hablamos de posibilidades de productos, siempre las hay en los desechos. Además, históricamente, en la medida en que fueron surgiendo, el común de la gente ha hecho productos con ellos. Básicamente, todo está en relación con la visión que puedan tener las personas. Con la mirada que tengan hacia ellos”, explica Sarmiento. Y continúa: “También se los puede ver como una cuestión de picardía. De encontrar algo donde aparentemente no lo hay. De pensar que nada se pierde, todo se transforma. Y poder llegar a ser parte de esa transformación. En el caso de los Satorilab, la intención está ligada al estímulo creativo, al uso de la ideas de otro modo y generar otros mecanismos de pensamiento para sumar a futuros proyectos. Lo que se propone es tomar conciencia de los desechos, de su origen y destino, para que los futuros proyectistas valoren y sepan cómo manejar mejor las materias primas, la vida útil de un producto y su final después de su uso”, remata.
“Ningún objeto es residuo por sus cualidades intrínsecas y ningún objeto puede llegar a ser residuo en virtud de su lógica interna”, sostiene Bauman. Nosotros con nuestros juicios, opiniones, creencias, somos quienes levantamos esas barreras. Con eso los condenamos y nos autocondenamos según las señales que da últimamente la tierra. Darles una segunda oportunidad, nueva vida desde el diseño, prestarles atención a estos objetos es sin dudas toda una postura frente al objeto más grande: nuestro planeta.
* Satori: www.satorilab.blogspot.com, [email protected]
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