Sáb 16.02.2008
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SEñALIZACIONES

La vuelta al mundo en mil signos

A través del libro 25.000 Km De Signes, Carmen Revilla y Lluís Morón, directores de la empresa española líder en señalización, nos invitan a recorrer el mundo a través de letreros y signos de los cinco continentes.

› Por Lujan Cambariere

Un libro, sobre todo si pensamos en los buenos, equivale siempre a un viaje. 25.000 Km de Signes, recientemente publicado en España bajo la edición de Ramón Ubeda, parte de varios viajes y representa un viaje en sí mismo. Son sus protagonistas Carmen Revilla y Lluís Morón, directores de la empresa española Signes especializada en señalización e identidad corporativa, los que recorrieron el mundo en búsqueda de su fetiche: los rótulos (al decir español), carteles y signos. Y ahora, desde las páginas de un bello ejemplar que acaban de publicar, nos invitan a recorrerlo desandando a través de ellos los cinco continentes.

“Desde su empresa los fabrican y fuera de ella los persiguen, explica Ubeda, parte responsable de que esta travesía, como tantas otras del sector editorial especializado en diseño, llegara a buen puerto impreso. Por eso éste es el viaje ilustrado de su viaje profesional y personal de 25 años recorriendo el planeta para fotografiar cualquier cosa que se parezca a una señal. Kilómetros y kilómetros de excursión traducidos en miles de signos.”

Además, entre las cerca de 1000 fotografías que han seleccionado y ordenado por continentes, hay algunas que muestran la factura de la empresa. Ese Signes by Signes, dirá a su tiempo Ubeda desde España, que junto a la labor que desarrollan desde su fundación, les valió el Premio Príncipe Felipe a la Excelencia Empresarial y, más recientemente, el Premio Nacional de Diseño español. “En Signes se definen como especialistas en implantación de identidad corporativa y señalización. La suya es la industria de los rótulos, que quizá sea menos glamorosa que la industria de las sillas, los zapatos o las alfombras, pero seguro que no es menos necesaria, continúa Ubeda. Un mundo sin signos sería un mundo perdido. También un mundo más peligroso. Los signos nos señalan por dónde no debemos ir para evitar dejarnos la vida en la carretera. También nos indican el lugar donde debemos mear o nos dicen a quién debemos rezar. De entre todos los signos, seguramente el de la cruz es para nosotros el más reconocible, porque desde hace más de dos mil años nos acompaña de la cuna hasta la tumba. Ahora bien, la cruz, como grafismo, puede tener un significado muy distinto según sea el color con que se mire. En otros tiempos un hombre con una cruz en el pecho no podía ser otra cosa que un cristiano. Hoy, si esa cruz es blanca sobre un fondo rojo, significa que ese hombre es un suizo. Pero si los colores están invertidos resultará que tenemos ante nosotros a un voluntarioso miembro de la Cruz Roja. Y si la cruz fuera verde, entonces sería una farmacia. Valga el ejemplo para significar que a medida que nuestra sociedad evoluciona necesita de más y más signos que nos orienten. Ahí afuera están por todas partes y es cuando no hace falta buscar los que resultan más eficaces. Mala cosa cuando hay que encontrar el cartel de salida en el parking o la entrada de urgencias de un hospital”, ejemplifica.

Hoteles, teatros de ópera, hospitales, playas, parques naturales y hasta el Museo del Prado llevan la firma de Signes en sus señales. “Han hecho casi de todo y todavía les ha quedado tiempo y ganas para preocuparse de los más jóvenes, a quienes dedican los Premios Signes desde el ’95 y para este bello libro”, suma Ubeda. Es que parece que en la dupla, Carmen es la loca de la documentación (no sólo fotografía sino que ordena puntillosamente todo el material que obtienen en sus numerosos viajes) y Lluís es el “cazador de rótulos” que luego formarán parte de una amplísima colección que ostenta en las paredes del garaje de su casa. Desde los más rudimentarios tesoros de Africa a curiosidades de Asia, o los fileteados que consiguieron en Buenos Aires. Explica Carmen:

–¿Cómo definen ustedes en lo personal un rótulo? ¿Qué vocación tienen?

–Un rótulo puede cumplir dos funciones básicas: por una parte puede ser el identificador de la marca de una empresa en un edificio, y por otra parte, puede servir para señalizar un espacio, hacernos encontrar el sitio al que queremos ir.

–¿Qué es lo que suele hacer posar la mirada en ellos?

–Es importante la elección de los materiales, la iluminación. El diseño industrial, en una palabra. Y, por supuesto, es fundamental que la pieza esté bien integrada en su entorno: que se vea y cumpla su función, pero sin más protagonismo que el que le corresponde.

–Después de haber recorrido el mundo: ¿qué diferencias encuentran en la factura de los distintos países?

–Los rótulos son una manifestación más de la cultura de un país. Suele haber diferencias grandes entre países ricos y pobres, que se reflejan en la utilización de materiales y procesos industriales más o menos costosos en cada caso. Por ejemplo, mientras que en Japón o Estados Unidos en estos momentos es muy habitual el uso de pantallas luminosas de Leds, con imágenes en movimiento, o piezas de tecnología muy avanzada, en Africa esto es impensable, y un rótulo normalmente es una plancha de madera o una pared pintada. Las gráficas utilizadas también son muy diferentes dependiendo del país, y suelen ser más ingenuas cuanto menos desarrollada económicamente es una sociedad.

–¿Favoritos?

–Los rótulos de México son fantásticos por el ingenio de las frases que utilizan y su colorido. Y nos gustaría hacer una mención muy especial a los de Buenos Aires hechos con fileteado porteño, con esos diseños tan barrocos y coloridos, y manteniendo una tradición que es importante que no se pierda.

–¿Creen que todos percibimos las señales de la misma manera?

–Como ya hemos comentado antes, tienen un componente cultural importante, por tanto, lo que en un país puede tener un significado concreto, en otro puede ser que no se entienda de la misma manera. De cualquier forma, quizá los pictogramas sean la parte más universal, ya que no hacen falta palabras para expresar una idea. Es mucho más claro un dibujo de un hombre o una mujer para indicar el cuarto de baño que un texto de “Hombre” o “Mujer”.

–Hablando de diseño industrial, ¿qué nuevos aportes genera esta disciplina a los carteles?

–Lo más tecnológico que hay en este momento quizá sea la aplicación de imágenes en movimiento en grandes pantallas de leds. En algunos casos llegan a cubrir fachadas enteras de edificios. En nuestro libro aparece alguna foto de Times Square en Nueva York, con algún ejemplo en este sentido. Si queremos dar un buen servicio a nuestros clientes, es importante estar siempre informados de los últimos avances en cuanto a tecnología, materiales y acabados. Por otra parte, es importante también buscar materiales o procesos de producción que sean cada vez menos contaminantes. En este sentido, la utilización de Leds en sustitución de neón es importante, y se va imponiendo cada vez más. En Signes también hemos sustituido los fluorescentes convencionales por otros llamados de Bandera Verde, que son energéticamente más eficientes, duran más y son cien por ciento reciclables.

–¿El mínimo recurso, por ejemplo, de los países más pobres, fuerza el ingenio?

–Normalmente esto va ligado, como en todos los aspectos de la vida. Y si hablamos de rótulos, en los países más pobres la gráfica suele ser más ingenua o “naïf”. En muchos casos, la pobreza va unida a un nivel cultural muy bajo de la gente, y esto hace que muchas cosas se expresen con dibujos muy descriptivos más que con palabras.

–El capítulo asiático del libro tiene una parte dedicada a retratar suelos... ¿esto fue por la contaminación visual de la superficie o porque les llamaron la atención más que en otro sitio?

–Algunas de las fotos que aparecen en el libro con imágenes de pavimentos corresponden a señalización para ciegos en grandes espacios, como aeropuertos. Marcan el camino de los flujos de tráfico principales.

–¿Qué opinan justamente de la “contaminación visual”de ciertas ciudades?

–Realmente, creo que la contaminación visual en las sociedades más avanzadas es cada día más preocupante. El poder de la imagen junto con el carácter mercantilista de nuestra sociedad hacen que cada vez queden menos espacios libres sin imágenes y, sobre todo, sin publicidad. No hay más que ver muchas calles de Tokio, Hong Kong o Nueva York.

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