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Por MatIas Gigli
Los dibujos, planos y demás material escrito o fotográfico son indispensables para comprender una obra construida. Aunque resulta natural que los papeles se destruyan antes que las paredes, la documentación posee una importancia similar en el estudio de la arquitectura. Por eso, preservar la documentación de una obra es un paso básico para el estudio historiográfico y para ayudar a conservar la arquitectura.
Es que, por ejemplo, las ideas y las diferentes evoluciones de ellas hasta llegar a la obra terminada se encuentran sólo en los dibujos y los escritos. Estos conceptos que parecen obvios no lo fueron tanto en un tiempo no muy lejano. El trabajo contra el olvido requiere del esfuerzo que implica entender a la historia como una disciplina en constante revisión. Los archivos son el corpus de trabajo: tenerlos reunidos y clasificados es imperativo.
ARCA se fundó en 1997 con el objeto de preservar las documentaciones de estudios de arquitectura, su obra y los documentos en imágenes que estaban dispersos, por pertenecer a profesionales independientes que no formaban parte de ninguna institución pública. Todo empezó con el impulso de una importante donación: la documentación de la obra de Alejandro Bustillo en 1980. Martha Levisman, arquitecta y fundadora de ARCA, tomó con gran entusiasmo la difícil tarea de sistematizar y preservar los planos y demás documentos.
La labor se complementa con la difusión del material por medio de exposiciones, participación en congresos y la publicación de libros.
Después de estos años de trabajo, ARCA cuenta hoy con una base de datos que está al alcance de los investigadores de arquitectura en la FADU, en cuyo cuarto piso se alojan los Archivos. Allí los que se dedican a la historia pueden acceder al material clasificado y a una cantidad muy grande de material adicional.

Algunos ejemplos
Sobre Alejandro Bustillo (1889/1982), el fondo de documentación contiene nada menos que 10.000 dibujos y 500 fotografías, correspondientes a más de una decena de edificios públicos de gran trascendencia y cerca de 300 obras privadas. Dentro de este conjunto se destacan el Hotel Llao Llao, la Casa Central del Banco de la Nación Argentina y el Museo Nacional de Bellas Artes.
El Fondo Follett conserva 15.000 planos y expedientes de más de 600 obras del estudio fundado en 1891 por Lauriston Conder, al que luego se incorpora Sydney Follett (1883/1968) y el que sus descendientes siguen hasta el presente. La mayor parte de esta producción es representativa de la inversión de los capitales y la comunidad de origen británico construyeron en la Argentina.
Hirsz Rotzait tuvo un rol protagónico en la Facultad de Arquitectura durante las décadas del 50 y 60. La documentación archivada abarca 66 obras entre las que se destacan la fábrica Santa Rosa, la sede del Fondo de Cultura Económica y viviendas unifamiliares.
También existe una colección de muebles que contiene piezas y documentos de la historia del mueble, su diseño y producción durante el siglo xx en nuestro país. Cuenta con modelos originales de Follett Bustillo, César Janello, OAM, Buró y CH entre otros. Son aproximadamente 30 piezas, 100 fotografías y 150 planos y croquis n