Sábado, 12 de abril de 2008 | Hoy
DISEñO E IDENTIDAD
De la unión de una comunidad indígena y una empresa nace el proyecto Pintando Pasos, que busca resignificar por la artesanía y el diseño la historia e identidad de una región mexicana.
Por Luján Cambariere
Muchos fueron los factores y planetas alineados para que hoy la empresa Converse México ofrezca al mundo una línea de zapatillas con pinturas emblemáticas de grabadores mixtecos. Tennis, como les dicen allá, que llevan desde Julieta Venegas a Juanes, con un mensaje implícito en su andar. En un mundo globalizado que plantea tantas paradojas, existen intersticios donde estampar la propia identidad. Sumándose a esta cadena de vínculos, es una argentina, la antropóloga Patricia Vargas, quien a través del doctorado en Antropología social que realiza en la Universidad Iberoamericana del Distrito Federal de esa ciudad se ocupó de documentar la experiencia junto a la doctora Carmen Bueno Castellanos y a Rodrigo Hernández Sandoval, otro antropólogo que ofició de fotógrafo. A su paso por Buenos Aires, cuenta para M2 el proyecto, que intenta ser inspirador de otras iniciativas.
–Pintar zapatillas como obras de arte únicas y tejer bolsas para el packaging con el telar de cintura es la actividad que desde hace dos años ocupa a un grupo de hombres y mujeres de Pinotepa Don Luis, un pueblo de la mixteca oaxaqueña en México. El origen de Pintando Pasos, hoy proyecto de Responsabilidad Social Empresaria de Converse con esta comunidad, tuvo su origen en una política pública. Todo nace a partir de un programa de la Secretaría de Cultura de Oaxaca, que llevaba talleres artísticos a las comunidades liderados por el maestro Juan Alcázar. Uno de esos talleres contó con el apoyo de un pintor de su comunidad, el maestro Noé Leyva, quien una vez terminada su carrera de artes plásticas regresó a su pueblo y ayudó a consolidar lo que desde hace seis años funciona como el Taller de Grabadores Mixtecos. La existencia de este taller hizo que, en una conversación entre Alcázar y el director de Converse, se les ocurriera la idea de que los grabadores pintaran las zapatillas. Básicamente la idea del maestro era la de proteger la parte de grabado que hacen en jícara. Así Converse desarrolló especialmente para el proyecto una pintura indeleble y no tóxica. Y ellos se ocuparon de hacer lo propio en las zapatillas. Como dice Alcázar: “Estos tennis en cualquier lugar del mundo donde anden son oaxaqueños, son mexicanos, porque tiene una carga emocional, toda la imaginería y elementos del lugar”.
–Es un fruto esférico, producto del árbol de jícara, que muchos de los habitantes de Pinotepa Don Luis suelen tener en sus patios. Una vez secos, se asemejan bastante a las calabazas que nosotros usamos para hacer mates, en su textura y consistencia, pero del tamaño de una pelota de fútbol. Los hombres cortan la jícara por la mitad y así toman su forma de cuenco. Como objeto se usan para tenerlas de adorno, tomar café o agua, o para bañarse. Los mixtecos de esta zona tienen una fuerte tradición en el grabado de jícara con una gubia que ellos mismos fabrican. Quitando porciones de la superficie del fruto de manera directa y sin trazo previo, graban motivos de la flora y fauna de su entorno: ardillas, flores del árbol de la jícara, aves, mariposas, iguanas, peces. Estos mismos dibujos fueron llevados primero al grabado en superficies planas y, luego, a la lona de las zapatillas.
–Los mixtecos se identifican a sí mismos como indígenas. En la voz de uno de los pintores: “Ser mixteco es poder hablar una lengua indígena, sentirse orgulloso de quien uno es”. A diferencia de sus abuelos que sentían vergüenza, ellos sienten que este proyecto les permite darse a conocer al mundo. Viven cerca de la costa oeste de México, en el estado de Oaxaca, donde, además del sistema político formal, funciona una forma de organización social basada en la autoridad de un grupo de ancianos llamados los “Tata-mandones”, que comandan las fiestas religiosas y patronales y las decisiones que afectan de manera significativa a la comunidad. Las personas mayores se visten con ropas tejidas en el telar de cintura, que es una de las tareas tradicionalmente realizada por las mujeres en el pueblo. Los jóvenes hablan mixteco, aprendido en el seno familiar, y español, aprendido en la escuela. Ser mixteco es también haber cultivado, a través de la socialización, la pericia en el grabado de jícaras a través del que pueden ser reconocidos en el mundo.
–Doce. Once hombres y una mujer, de entre 19 y 45 años. Todos residen en Pinotepa Don Luis y combinan este trabajo con otras actividades, como sembrar en el campo, hacer tareas de albañilería o impartir cursos en la comunidad. Grabadores Mixtecos funciona como taller de artes gráficas desde el 2000. Ellos se definen a sí mismos como artesanos y artistas. A través de las historias de vida que documenté gracias al financiamiento del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social (Iidses) y a la Universidad Iberoamericana de México D. F., escribimos en coautoría la experiencia con la Dra. Bueno Castellanos, pudimos aprender más de ellos. Saber que la mayoría tienen padres y abuelos indígenas y campesinos, que cultivan en tierras ejidales (es decir tierras que se repartieron durante la Reforma Agraria), siembras de temporal (dependen de las lluvias estacionales), puesto que son pocos los lugares donde hay agua para riego. Como en tantos otros lugares de México, siembran maíz, calabaza, chile, para consumo familiar y algunas veces para vender en la propia comunidad. En su gran mayoría, tienen padres o abuelos que tallaban jícara o teñían telas con baba de caracol púrpura, y madres o abuelas que tejen con telar de cintura. Respecto de cómo trabajan en el proyecto, según observamos en las visitas que hicimos al taller, algunos pintan a mano alzada, directamente sobre las zapatillas, y otros primero dibujan con lápiz y luego pintan. Pintar cada par les lleva entre tres y cuatro días y el dinero recibido –que es el 100% de lo que se vende mensualmente– se reparte entre todos sin importar a cuál artesano-artista haya correspondido la obra vendida, reservándose una parte como fondo para construir un futuro centro cultural. Para ellos, el proyecto es “una forma de promover y dar a conocer nuestras raíces al mundo”; “contribuir al sustento familiar” y “poder poner en alto el nombre de Pinotepa de Don Luis”, según detallan. Que se trate de un proyecto de Responsabilidad Social Empresaria significa, según los pintores: “Un apoyo para entrar a la globalización nuestro arte mixteco y, a través de ella, darlo a conocer al mundo”.
–A través del enfoque etnográfico lo que buscamos los antropólogos es intentar explicar mundos, en un diálogo entre la teoría y el campo. El diseño hoy es un campo complejo, con muchos matices. Veo una gran preocupación por parte de quienes hacen diseño en Argentina por intentar ser íntegros y coherentes, muchos se comprometen con proyectos solidarios o buscan articular espacios de diseño, producción y consumo, como una forma de propiciar la inserción de lo local en lo global a la vez que experimentar modos sui géneris de relación con grupos sociales que no tienen trabajo pero sí la experiencia de un oficio, o un gran esfuerzo por lo que la gente sabe hacer e incluso dar capacitaciones para que mejoren su propio potencial. También veo que los diseñadores se sienten muy solos cuando comienzan sus emprendimientos, que en general dependen de sus propios ahorros, de su esfuerzo personal o familiar, y que urge una política cultural clara y continua, de apoyo en financiamiento, en gestión, en comercialización, que son hoy por hoy las principales demandas que los propios diseñadores entrevistados plantean como mayores obstáculos para su crecimiento y consolidación.
Grabadores Mixtecos:
www.grabadoresmixtecos.org.mx
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