Sáb 19.04.2008
m2

AREAS DE PROTECCIóN HISTóRICA

El misterio del Copua

El Parque Avellaneda es un APH sin reglamentar y el Copua traba el paso final. Por razones que no explica, el ente –no electo y sin atribuciones– quiere sacar al parque del área histórica.

› Por Sergio Kiernan

En el año 2000 se reformó esa ley grandota que todos llaman Código Urbano pero que es, al fin y al cabo, una ley de la Ciudad de varios tomos. Entre sus muchas páginas aparecían decenas de Areas de Protección Histórica, por fin unificadas de alguna manera. Una de estas APH tomaba al segundo espacio verde de nuestra ciudad, el Parque Avellaneda, un casco de estancia que terminó comida por la ciudad en su creciente suroeste.

Hay APH sencillas, cuya reglamentación consiste en unas pocas líneas marcando con exactitud sus límites. Y hay APH complejas por el tamaño, los usos y los variados elementos que reúnen. La del parque es de las bravas, con arboledas y edificios históricos, barrios históricos y natatorios, áreas verdes y calles internas.

Esta complejidad explica que el trabajo de reglamentación haya recogido los años de trabajo y las miradas de los vecinos del parque: se formó la Mesa de Trabajo y Consenso del Parque Avellaneda, una entidad de existencia legal que reunía vecinos y funcionarios para dialogar. Ambas partes elaboraron un buen proyecto de reglamentación de la ley y los vecinos, por cuerda separada, propusieron además un plan de manejo. La reglamentación llegó a la Legislatura en 2005 y expiró, sin tratarse nunca. El año pasado, la presidente de la Comisión de Patrimonio, Teresa de Anchorena, volvió a presentarla sin alterar ni una palabra.

Esta reglamentación tiene que ser tratada por Patrimonio y también por la comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura. Patrimonio ya emitió su despacho pero Planeamiento comenzó a pedir opiniones técnicas, como corresponde, y en la lista incluyó a esa entidad misteriosa, el Concejo del Plan Urbano Ambiental. Lo de misterioso arranca con el mismo Plan Urbano Ambiental, bodrio contrahecho que nunca pasó del declaracionismo ecológico y urbanístico. Lo que sí dejó fue su Concejo, que reúne al ejecutivo, el legislativo y privados del sector en funciones ya inexplicables: el PUA ya pasó, pero el Copua sigue, opinando sobre cosas en las que no tiene la menor alzada. Por ejemplo, sobre catalogaciones.

En este caso en concreto, el Copua se opuso a que la APH abarcara el Parque y aceptó que tomara el viejo barrio de la Comisión de Casas Baratas. El único argumento que se dignó a dar el Copua para su oposición fue que el parque, como todos los de la ciudad, ya es una Urbanización Parque, con lo que no necesitaría otra protección.

La arquitecta Laura Weber, directora de la Comisión de Patrimonio de la Legislatura, explica que esto es mezclar naranjas y bananas. Varios parques y plazas –Irlanda, Francia, Lezama y el Tres de Febrero– son UP y también APH, por sus características históricas. Que algo sea UP según el código significa un nivel de protección débil y genérico, mientras que un APH es creado “a medida”, específicamente para un lugar o ámbito en particular. Así, se puede mencionar un aljibe o un ombú, un mirador o un revoque, porque la ley es para ese rincón y para ningún otro. El Parque Avellaneda no sólo conserva el casco de la familia Olivera, de lo mejorcito que tiene Buenos Aires, sino que carga con muchos años de usos públicos, con edificios deportivos en muchos estilos, servicios, un natatorio ensoñado y cientos de árboles de especies nativas. Un semejante objeto debe ser administrado con un alto grado de especificidad.

Además se suma que el Copua descarta el producto de uno de los primeros y ciertamente el más complejo trabajo de participación ciudadana, lo que tiene enojados a los vecinos del Parque. Como explica uno de ellos, Fabio Oliva, a los vecinos les gustaría que el Copua fundamentara su decisión y escuchara razones, en lugar de presentar opiniones tersas y rápidas.

Y una pregunta final: ¿quién le dio vela en este entierro al Copua? El Parque Avellaneda ya es un APH, algo decidido por la Legislatura, que tiene el monopolio de crear leyes. El Copua se arroga el derecho a enmendarles la plana a representantes elegidos por el voto para tomar este tipo de decisiones, por lo que resultaría obvio que los miembros de la comisión, todos diputados que se ganaron el voto, deberían ignorar minuciosamente sus pareceres.

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux