El oficialismo juntó cuatro comisiones en la Legislatura para acelerar el proyecto Prioridad Peatón y legalizar las obras en la calle Defensa. Pero más de cien vecinos aparecieron para oponerse en vivo.
› Por Sergio Kiernan
Este miércoles hubo una sorpresa para los que impulsan esa inicua criatura: el proyecto de peatonalizar la calle Defensa. Ese día se reunían, cosa pocas veces vista en la Legislatura porteña, cuatro comisiones juntas para tratar la ley Prioridad Peatón. Y la sorpresa fue para el oficialismo, que se encontró con cien vecinos colmando el Salón Perón del palacio legislativo. Son muchos vecinos para una sesión de asesores en un día laboral a las tres de la tarde. Y son muchos vecinos para tenerlos a todos en contra.
El proyecto Prioridad Peatón no es una mala idea en sí misma. Básicamente toma un amplio polígono que va del Bajo a la 9 de Julio y de Plaza San Martín a Parque Lezama, y limita la circulación de autos, cargas y transporte público. En algunos casos se crean peatonales y en otros, calles de tránsito restringido, o sea calles que se pueden usar sólo con autos o taxis circulando muy despacio.
El problema con el proyecto es que causa de hecho una revolución en la manera de usar esos cientos de cuadras del centro y la ciudad vieja, y cuando uno va a hacer cambios tan drásticos tiene el deber de avisar, consultar y escuchar. Nada de eso se hizo. Para peor, el proyecto concreto enviado a la Legislatura es un milagro de tersura: dice que se crea el concepto de prioridad al peatón, describe el polígono en detalle y avisa que se dan al Ejecutivo plenos poderes para hacer las obras que se le ocurra en función del plan. No hay detalle alguno como para que uno entienda qué se le está permitiendo hacer al Ejecutivo, ni descripción de obras, ni nombres de calles.
El espacio provisorio realizado por el bloque PRO en la misma Legislatura explica alguito más, pero no mucho. Lo que se entiende es asombroso: Reconquista y Esmeralda pasarían a ser de tránsito restringido, Arroyo peatonal de punta a punta, Defensa restringida. Si se suman los pasajes Carabelas y Tres Sargentos, las peatonales Florida y Lavalle, y el tramo de Bolívar frente a la iglesia, cortado permanentemente al tránsito para salvarla, se termina uno preguntando por dónde circularán los colectivos...
No extraña que el proyecto haya despertado tanta mufa en propios y ajenos en la misma Legislatura. Para peor, el Ejecutivo avanzó con la adjudicación de obras como si no existieran los diputados, que le recordaron con bronca que hay dos leyes –dos a falta de una– que no le permiten hacer estas obras. Por un lado, está el asunto básico de que el jefe de gobierno no puede de mano propia peatonalizar nada y sólo una ley de doble lectura puede transformar así una calle. Y luego está el detallecito de la ley que protege los adoquinados en San Telmo, adoquinados que Prioridad Peatón planea reemplazar por alguna porquería moderna, lisita y olvidable.
Con lo que los directores de las comisiones se encontraron este miércoles rodeados de vecinos malhumorados y dispuestos a expresar su oposición cerrada al proyecto. Estaban los asesores que dirigen las comisiones de Planeamiento Urbano, Tránsito y Transporte, Obras Públicas y Presupuesto, todos evidentemente sorprendidos por la cantidad de gente. También estaban asesores de las diputadas Teresa de Anchorena (CC) y Marta Varela (PRO), que siguen el tema desde la comisión de Patrimonio. Los que no estaban eran los asesores de los diputados del PRO que conforman las comisiones, conspicuamente ausentes a la hora de defender un proyecto oficial frente a los vecinos de su ciudad.
En nombre de los vecinos hablaron Catherine Black, editora del diario El Sol de San Telmo, y la periodista y vecina del barrio Patricia Barral, que están surgiendo como voceras de la oposición vecinal. También hablaron dos anticuarios, que coincidieron con las periodistas en recordarles a las comisiones que San Telmo y el lado sur del centro, en general, no son lugares de tránsito sino barrios de verdad, con población permanente y sus costumbres y ritmos propios. Todos descartaron la utilidad del proyecto, alertaron sobre la turistización de Defensa e invitaron a considerar otras alternativas, como una mejora del alumbrado y las veredas. También se destacó algo que ya se está notando los fines de semana, cuando Defensa es peatonal de hecho y se transforma en una suerte de feria de tenderetes y mantas con mercaderías de nulo valor.
Barbara Rossen, directora de la comisión de Plan Urbano, pidió que se archive el proyecto, expresión legal que indica “olvídense y guárdenlo”. Rossen lo hizo desde su notable lealtad al Copua, el ente que se arroga derechos legislativos que nadie le concedió y al que ella le responde como el perdiguero a la escopeta. Para Rossen, el Prioridad Peatón sólo puede articularse si se pasa primero el Plan Urbano Ambiental, que para ella dejaría en claro las prioridades de la vida toda. Mucho más concreta, Laura Weber, asesora de la diputada Anchorena y directora de la comisión de Patrimonio, pidió el archivo por la manifiesta ilegalidad de la idea de peatonalizar Defensa. El asesor de Abrevaya, que habló en nombre de Tránsito, coincidió explicando que el proyecto deja en la mayor incógnita el tránsito en la zona afectada. También coincidió el asesor de Pablo Failde.
El tema pasó a una pausa causada por la sorpresa de encontrarse con un centenar de vecinos presentes en la sesión. El PRO tiene que repensar el asunto o al menos su estrategia parlamentaria, ya que el Ejecutivo ya adjudicó un tramo de las obras. La empresa Instalectro SA ganó la peatonalización de las cuadras de Caseros a Brasil, frente al Parque Lezama. Es rarísimo: si la ley fallara, Instalectro tendrá derecho a hacer juicio porque no sería culpa suya que no se haga la obra. El Ejecutivo parece tenerse una fe ciega y los impulsores del proyecto, en particular el ministro Daniel Chaín, parecen indiferentes por completo al costo político de pasarlo y hacerlo con el barrio en contra.
Mientras, el tema se está ampliando. Por ejemplo, este lunes, Elisa Carrió y Teresa de Anchorena se encontrarán con los vecinos en el bar Dorrego, frente a la placita de Humberto Primo y Defensa, para discutir el proyecto. Esta idea parece que será un polo de oposición al gobierno porteño. Mauricio Macri debe estar muy contento con sus asesores y ministros...
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