› Por Matías Gigli
Una casa ya no es una casa. O sí, pero distinta. En el libro que Hugo Kliczkowski editó y compiló en España, La magia de los pequeños espacios, se reúne un conjunto de casas y volúmenes habitables que hace pensar en los espacios interiores y en la evolución contemporánea de los sitios habitables.
Utilizando muletillas literarias que convocan a lugares comunes, se acuñan modelos de espacios que nombran los ejemplos más disímiles: hogares micro-compactos, atmósferas singulares, mini loft, mini casa, garajes convertidos, cubo loft, penthouse, apartamento cosmopolita, ático convertido, k-box, cobertizo de montaña, cabina contemporánea, refugios prefabricados. A ésos se agregan cuatro edificios de loft porteños de Arquitectonika, López-Leyt-López-Yablón, en Palermo Hollywood, una casa de Martín Gómez en Punta del Este, otra de Campos Tiscornia y una del estudio Oyharzábal & Zanotti, en Buenos Aires. Y se las mezcla con obras en Canadá, Eslovenia, Inglaterra y México, entre otros.
La verdad es que las obras en nuestro país no desentonan, ni desde lo profesional ni desde la imagen, y el motivo seguramente está en que la arquitectura cada vez tiene menos de regionalismo y más de gustos dirigidos.
Sin embargo, existen pequeños rasgos como el uso de la madera, los volúmenes elevados, balcones y terrazas que hacen imaginar algo del lugar en el que están situados. Todo esto lleva a pensar en cómo los espacios para el hábitat están cambiando de forma y de modo de ser ocupados, y en cómo cada vez más las disciplinas del diseño se entrecruzan con la arquitectura. Y los ocupantes necesitan encontrar en su lugar un espacio con características propias y personales.
El libro, que linda la arquitectura con la decoración de interiores, muestra el modo en que el vivir urbano encuentra nuevas formas de ocupar espacios antes no visualizados como posibles de uso: cubiertas planas en donde se apoya un cuerpo extraño y de formas curvas, casas triangulares en un parque, cubitos despegados del suelo e interrelacionados con pilotes, simples casas con decks, espejos de agua o simplemente apartamentos en que las losas planas sin vigas transformaron los ambientes.
Pero sobre todo los exteriores, que ya dejaron de ser lugares descontrolados en donde crecen plantas para transformarse en situaciones tan diseñadas como los espacios interiores de las viviendas. Se encuentran también situaciones en las que lo nuevo y lo viejo confirman que pueden coexistir de forma contemporánea.
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